Tras el crimen en la peluquería: La búsqueda de Abel Guzmán, el asesino prófugo
Abel Guzmán, de 43 años, está prófugo tras el trágico suceso en la peluquería donde trabajaba. Conocido por su labor como colorista, se ha convertido en objeto de búsqueda tras el fatídico incidente.
La tranquila jornada en la peluquería Verdini, ubicada en el prestigioso barrio porteño de Recoleta, se vio empañada por un trágico incidente. Abel Guzmán, de 43 años y conocido colorista del establecimiento, se encuentra prófugo luego de que, presuntamente, le quitara la vida a su compañero de trabajo, Germán Medina, de un disparo en la cabeza.
Nacido en Santiago del Estero y residente de Merlo, provincia de Buenos Aires, Guzmán llevaba años dedicándose al arte del color en distintos salones de belleza. Con al menos siete años de experiencia en la peluquería Verdini, era reconocido por su habilidad en el manejo de tintes y tratamientos capilares.
Las autoridades, en un intento por dar con su paradero, han allanado su domicilio y el de su hermano, sin éxito alguno. Se sabe que Guzmán figura inscripto en la Obra Social del Personal de Peluquerías y Estéticas desde el año 2005, lo que evidencia su larga trayectoria en el rubro.
Testigos del entorno laboral señalan que Guzmán mostraba signos de inestabilidad emocional en los últimos tiempos. Un mensaje publicado en redes sociales en diciembre pasado, donde expresaba su sufrimiento y angustia, da cuenta de su estado anímico. Además, su radical cambio de look el día del crimen, rapándose completamente el pelo, ha levantado sospechas entre quienes lo conocían.
Clientes habituales de Guzmán describen al prófugo como una persona reservada y observadora. Aunque nunca imaginaron que pudiera cometer un acto violento, reconocen que solía estar muy atento a todo lo que ocurría en el local. Su peculiar «sillón especial», al que llamaba su «trono», era el lugar donde llevaba a cabo sus trabajos, siempre bajo el lema «Abelizate».
La rivalidad entre Guzmán y la víctima, basada en su condición de coloristas en el mismo establecimiento, era un secreto a voces entre sus colegas. Sin embargo, nadie esperaba que la situación escalara de esa manera.
La búsqueda de Abel Guzmán continúa mientras la comunidad se pregunta qué llevó a este experimentado colorista a cometer semejante acto. Conmoción y desconcierto son los sentimientos que embargan a quienes lo conocían, mientras las autoridades trabajan incansablemente para esclarecer este triste suceso en el corazón de Recoleta.