Alerta financiera: la mora en préstamos y tarjetas es la más alta desde 2011
La irregularidad en el crédito a los hogares trepó al 7,8%, impulsada por el uso de financiamiento para gastos corrientes. Mientras el crédito crece, la capacidad de repago de las familias llega a su límite.
El sistema financiero argentino ha encendido una luz de alarma que no se registraba en una década y media. Según el último Informe de Bancos del Banco Central (BCRA), la morosidad en los préstamos personales y las tarjetas de crédito alcanzó su nivel más alto en 15 años. Este fenómeno se da en un contexto de «bicicleta» doméstica, donde los hogares recurren al endeudamiento para cubrir gastos básicos ante la erosión de sus ingresos reales.
El consumo corriente en el ojo de la tormenta
El deterioro de la cartera de consumo es evidente. Los préstamos personales registraron una tasa de incumplimiento del 9,9%, mientras que en las tarjetas de crédito la mora llegó al 7%. Ambos instrumentos son el termómetro más sensible de la economía familiar, ya que se utilizan principalmente para financiar el consumo diario y la cobertura de servicios.
La diferencia con el sector corporativo es abismal: mientras la irregularidad en las empresas es de apenas el 1,9%, en las familias el coeficiente de mora general escaló hasta el 7,8%. Esta brecha expone que, si bien la actividad económica muestra dinamismo en ciertos sectores, el alivio no llega a los presupuestos hogareños, que empiezan a mostrar signos de agotamiento financiero.
Expansión del crédito vs. depósitos en caída
Paradójicamente, la morosidad sube en un momento de expansión crediticia. El saldo real del crédito al sector privado creció un 38,7% interanual, impulsado en gran medida por las líneas con garantía real y los nuevos créditos hipotecarios, que sumaron más de 5.000 deudores solo en octubre.
Sin embargo, este crecimiento del crédito contrasta con la fragilidad de los depósitos. Debido a la baja de tasas de interés y la tendencia de los ahorristas a dolarizar excedentes, los depósitos en pesos cayeron un 4,5% en términos reales durante el último mes. Esta dinámica genera una tensión latente: los bancos prestan más, pero cuentan con menos fondeo genuino en moneda local, mientras la capacidad de cobro de sus clientes minoristas se debilita.
Solvencia bancaria: el dique de contención
A pesar de la preocupante suba en la mora de las familias, el Banco Central asegura que la estabilidad del sistema financiero no corre peligro inmediato. Los indicadores de solvencia se mantienen en niveles elevados por tres razones principales:
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Cobertura: Las previsiones totales representan el 101% de la cartera irregular, lo que significa que los bancos ya han «reservado» fondos para cubrir posibles pérdidas por estos incumplimientos.
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Liquidez: El ratio de liquidez en pesos se ubica en el 40,2%, una cifra sólida frente a posibles retiros.
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Capitalización: El exceso de capital respecto al mínimo regulatorio llega al 254%, otorgando un colchón de seguridad ante escenarios de crisis.
Un callejón sin salida para las familias
El informe concluye con una advertencia implícita sobre el modelo de consumo. El uso del crédito para pagar «gastos corrientes» (alimentos, servicios, transporte) sin una mejora en los salarios reales es un camino con fecha de vencimiento.
La exposición del sistema financiero al sector privado ya representa el 43,8% de su activo total. Si la brecha entre el costo del financiamiento y la capacidad de repago continúa ampliándose, los bancos podrían verse obligados a endurecer las condiciones de acceso, cerrando el grifo del crédito justo cuando los hogares más lo necesitan para subsistir.
