Descubrimiento histórico: Resuelven el misterio centenario del Sol y mejoran la protección de la Tierra

Misterio centenario del Sol resuelto: un equipo de astrofísicos logró la primera observación directa de ondas magnéticas que transportan energía desde el interior del astro. El hallazgo no solo explica por qué la corona solar es millones de grados más caliente que la superficie, sino que optimizará la protección terrestre contra el clima espacial.

Las ondas magnéticas que resuelven un enigma de la física solar

Uno de los enigmas más persistentes de la astrofísica —por qué la corona solar, la atmósfera exterior del Sol, es millones de grados más caliente que su superficie (fotosfera)— podría haber llegado a su fin. Un reciente avance científico ha logrado la primera observación directa de un mecanismo de transporte de energía que, hasta ahora, solo existía como una hipótesis teórica.

Este descubrimiento pone fin a un misterio centenario del Sol y abre una vía fundamental para proteger la tecnología terrestre de las peligrosas tormentas geomagnéticas. La clave reside en la identificación de unas esquivas ondas magnéticas conocidas como ondas de Alfvén torsionales.

Según un equipo de científicos, cuyas observaciones se recogen en la revista Nature Astronomy, estas ondas se retuercen y ascienden desde las capas inferiores del Sol. Anteriormente, su existencia a pequeña escala era una mera especulación. Ahora, las imágenes captadas demuestran empíricamente su rol:

  1. Transporte de energía: Las ondas magnéticas arrastran plasma a altísima velocidad.
  2. Calentamiento Coronal: Este torrente constante de energía se libera en las capas más altas, calentando la corona hasta alcanzar sus temperaturas extremas (millones de grados), lo que explica el desajuste térmico con la superficie, que apenas supera los 5.000 grados Celsius.

El mismo motor impulsa el viento solar y el calentamiento

La repercusión de la detección de las ondas de Alfvén torsionales trasciende la resolución del problema del calentamiento coronal. Los investigadores sostienen que este mecanismo es también la fuerza impulsora del viento solar.

El viento solar es una corriente constante de partículas cargadas que el Sol lanza al espacio y que interactúa con todos los planetas del sistema, incluida la Tierra. Comprender el motor de este fenómeno es crucial, ya que sus variaciones —el llamado clima espacial— son las responsables de las tormentas geomagnéticas.

En este sentido, un mismo fenómeno físico —el flujo de energía magnética— parece ser el motor de dos fenómenos solares clave:

  • El calentamiento de la corona, la capa más externa del Sol.
  • La aceleración del viento solar, la corriente de partículas que afecta al entorno espacial de la Tierra.

Una nueva era para la protección tecnológica

La capacidad de comprender y modelar con precisión el mecanismo que produce el viento solar y sus variaciones es un paso gigantesco para la protección de la Tierra.

Las tormentas geomagnéticas representan una seria amenaza para la infraestructura tecnológica global. Eventos intensos pueden freír satélites, paralizar las redes eléctricas de grandes regiones y perturbar las comunicaciones y los sistemas de navegación (GPS), generando pérdidas económicas multimillonarias y un caos logístico.

Este nuevo conocimiento sobre la física solar, inaugurado por la tecnología punta del Telescopio Solar Daniel K. Inouye (el más potente del mundo), abre la puerta a:

  • Anticipación más precisa: Al conocer la causa profunda, se podrán generar modelos predictivos mucho más fiables sobre cuándo y con qué intensidad el Sol lanzará una eyección de masa coronal o una ráfaga de viento solar intensa.
  • Mitigación de riesgos: Una mayor anticipación permitirá a las operadoras de redes eléctricas, satélites y comunicaciones tomar medidas preventivas (como desconexiones temporales o redireccionamientos) para proteger a la Tierra de su calor y sus efectos electromagnéticos adversos.

El hallazgo de las ondas de Alfvén torsionales no es solo un logro en la astrofísica teórica, sino un avance fundamental en la capacidad de la humanidad para blindar su tecnología en un mundo cada vez más dependiente del espacio y la electricidad.