Advierten por un derrumbe Pyme: Denuncian 20.000 cierres y la pérdida de 350.000 empleos
El titular de la cámara empresaria CEEN, Juan Ciolli, alertó sobre el impacto del modelo económico actual, la apertura importadora y la caída del consumo. Piden diálogo urgente al Ejecutivo ante la grave situación.

Un panorama desolador para las pequeñas y medianas empresas argentinas fue descripto por Juan Ciolli, presidente de la Central de Entidades de Empresas Nacionales (CEEN). El dirigente encendió las alarmas al denunciar el cierre de aproximadamente 20.000 pymes y la consecuente pérdida de unos 350.000 puestos de trabajo desde el inicio de la actual gestión de gobierno. Ciolli atribuyó esta profunda crisis al desplome del mercado interno, del cual dependen fundamentalmente estas empresas, y a la política de apertura de importaciones implementada. Además, lamentó la ausencia de canales de diálogo con el Poder Ejecutivo para abordar una situación que calificó de crítica.
Las cifras expuestas por Ciolli en una reciente entrevista con Canal Abierto son contundentes y reflejan un grave deterioro del tejido productivo: «Con 20.000 pymes menos, 350.000 cuentas sueldo se han caído», precisó. El empresario enfatizó la vulnerabilidad del sector ante las políticas actuales, dada su dependencia del consumo local. «Lo estamos viviendo mal desde el inicio de este gobierno porque vivimos del mercado interno», expresó con preocupación. Advirtió sobre el círculo vicioso que genera esta dinámica: la pérdida de empleos reduce drásticamente el poder de compra general, lo que a su vez contrae aún más la demanda interna. «Sin trabajo, ¿cómo va a comprar la gente aunque (los productos) tengan menor precio?», cuestionó crudamente, ilustrando la encrucijada actual.
Según el análisis del titular de CEEN, la combinación de una política de apertura de importaciones, que facilita la entrada de productos extranjeros a menudo a precios bajos, junto con el derrumbe del consumo interno, ha resultado «letal» para el entramado productivo nacional. Explicó que este fenómeno no solo golpea a las pymes de forma directa, sino que también arrastra a empresas de mayor tamaño que actúan como proveedoras, generando un «efecto dominó» que impacta negativamente en toda la cadena de valor industrial.
Ciolli detalló un cambio preocupante en las prácticas comerciales que agrava la situación: «Nuestros clientes importan directamente», señaló, graficando cómo la desregulación y la competencia externa facilitada por las políticas actuales desplazan a la producción local. El dirigente alertó, además, sobre cómo el contexto internacional exacerba el problema para Argentina. «¿Dónde se va a colocar la producción que cada uno de los países no pueden colocar en los Estados Unidos o en otros mercados?», preguntó retóricamente. «Cuando vos tenés todas las puertas cerradas y hay una abierta… la única puerta abierta hoy es la Argentina», sentenció, sugiriendo que el país, por su política aperturista, se está convirtiendo en un destino fácil para el excedente productivo global, en claro detrimento de la industria nacional.
Frente a esta crítica situación, el reclamo de los empresarios pyme parece chocar contra la indiferencia oficial. «No tenemos canal de diálogo con el Gobierno», lamentó Ciolli, exponiendo una de las mayores frustraciones del sector. El dirigente fue contundente sobre las dificultades para entablar una conversación constructiva con las autoridades actuales: «Tener un diálogo con quien no quiere escuchar y mucho menos darte respuesta es muy difícil, es casi imposible». Por esta razón, desde la CEEN exigen formalmente la conformación de una mesa de diálogo multisectorial para discutir la crisis y buscar soluciones antes de que el daño sea irreparable.
El malestar descripto por Ciolli encuentra un correlato en el clima social general. La reciente huelga general convocada por la CGT evidenció una alta tensión y registró niveles de adhesión que rozaron el 100% en algunos segmentos industriales clave. La respuesta masiva del sector fabril al paro fue interpretada por diversos analistas como un reflejo del creciente descontento y la profunda preocupación que domina en los lugares de trabajo, un sentimiento alimentado por la incertidumbre económica, la caída sostenida de las ventas y la percepción de una total ausencia de medidas de contención o apoyo por parte del Ejecutivo.
El crudo diagnóstico presentado por la CEEN pinta un cuadro de derrumbe para miles de pymes argentinas, con un costo social altísimo medido en cierres y, sobre todo, en empleos perdidos. La combinación de factores económicos adversos, la competencia externa facilitada y la falta de interlocución con el Gobierno configuran un escenario de profunda preocupación para el sector productivo nacional. El reclamo por un diálogo urgente busca desesperadamente evitar que la crisis se profundice, mientras las señales de descontento social, como el reciente paro, se hacen cada vez más evidentes.