Cada vez más argentinos se endeudan para comprar comida

Cada vez más personas recurren al endeudamiento para comprar alimentos, mientras el empleo en el sector se reduce.

La crisis económica sigue golpeando el bolsillo de los argentinos y, como consecuencia, las tarjetas de crédito se han convertido en la herramienta principal para llenar el changuito. Según el último informe del INDEC, correspondiente a enero, el 44% de las compras en supermercados se realizaron con crédito, un reflejo alarmante de cómo el endeudamiento se ha vuelto parte del día a día.

Lejos de ser una estrategia de aprovechamiento de descuentos bancarios, este fenómeno revela una realidad cruda: cada vez más argentinos deben financiar la compra de alimentos, algo que hasta hace poco tiempo se resolvía con efectivo o débito.

El informe detalla que de los $1,87 billones en ventas registradas en supermercados, $822.822 millones se abonaron con tarjeta de crédito, superando ampliamente a los pagos con débito ($539.796 millones) y efectivo ($296.039 millones). Mientras tanto, las billeteras virtuales y otros medios de pago también muestran un crecimiento explosivo del 157,4% interanual, una señal de que los consumidores buscan alternativas ante la creciente restricción del efectivo.

En el segmento de los autoservicios mayoristas, donde muchas familias y pequeños comerciantes buscan mejores precios comprando en volumen, la situación es similar: las tarjetas de crédito representaron el 27,6% de las compras, seguidas de cerca por otros medios de pago (27,3%) y efectivo (24,4%). Sin embargo, lo que preocupa es que las compras abonadas con efectivo crecieron apenas un 11,3% interanual, mientras que las realizadas con crédito aumentaron un 57,8%.

Menos ventas y menos empleo

Pero si los consumidores deben endeudarse para acceder a bienes básicos, la otra cara de la moneda es igual de preocupante: las ventas en autoservicios mayoristas cayeron un 10,5% en enero respecto al mismo mes del año pasado. En los supermercados hubo un leve repunte del 4,2%, aunque en gran parte impulsado por la inflación y no por una mejora real en el consumo.

Al analizar la situación del empleo en el sector, los datos tampoco son alentadores. En enero, los supermercados emplearon a 100.262 trabajadores, un 1% menos que el año anterior. En los autoservicios mayoristas, el descenso fue del 4%, con solo 14.460 operarios registrados. Este recorte de personal coincide con una estrategia de ajuste por parte de las cadenas, que buscan reducir costos ante la caída del poder adquisitivo y el menor nivel de consumo.

La trampa del crédito

Para muchos hogares, pagar la compra del supermercado con crédito ya no es una elección, sino la única alternativa. Pero la ecuación es perversa: los precios suben, el sueldo no alcanza y la financiación con plástico se traduce en intereses que erosionan aún más los ingresos. Es un círculo vicioso donde las familias se ven atrapadas en un endeudamiento crónico que, a mediano plazo, solo agrava la situación.

La dependencia de las tarjetas para cubrir necesidades básicas es un síntoma claro de una economía que asfixia a los consumidores. Mientras tanto, los supermercados reducen personal y las ventas en autoservicios mayoristas caen, marcando un panorama de recesión que parece lejos de revertirse.

El dilema es claro: o los argentinos comen, o pagan la deuda. Pero hacer ambas cosas al mismo tiempo se vuelve cada vez más difícil.