La industria textil en la cuerda floja: la baja de aranceles amenaza miles de empleos

La Cámara de la Indumentaria alertó por la decisión del Gobierno de reducir los derechos de importación. Empresarios advierten sobre el riesgo de un "industricidio" y el quiebre masivo de fábricas nacionales.

La política de apertura económica que impulsa el Gobierno suma nuevas tensiones en el sector productivo. Esta vez, el golpe lo recibe la industria textil, que enfrenta una inminente reducción de aranceles para la importación de ropa, calzado y telas. La medida, anunciada por el Ministerio de Economía, encendió las alarmas entre empresarios del sector, quienes advierten sobre la destrucción de miles de puestos de trabajo y el cierre de cientos de fábricas.

A través de un comunicado conjunto, la Cámara Argentina de la Indumentaria (CAMARA) y la Federación Argentina de la Industria Indumentaria y Afines (FAIIA) cuestionaron duramente la decisión oficial. «El Gobierno Nacional resigna recursos fiscales para destruir el empleo formal y las empresas de nuestro sector», señalaron, advirtiendo que la medida beneficiará a productos importados que llegan al país con costos laborales e impositivos mucho más bajos que los locales.

El sector textil, con una historia arraigada en la industria nacional, emplea actualmente a 539.000 personas en toda su cadena de valor, de las cuales más de 290.000 trabajan en eslabones industriales. La reducción de aranceles, aseguran los empresarios, golpeará de lleno al empleo formal, lo que implicará no solo despidos masivos, sino también una caída en la recaudación fiscal por cargas sociales. «El Ejecutivo habla de reducción de impuestos, pero lo que hace es ceder recaudación y generar desocupación», remarcaron desde las entidades del sector.

El problema de fondo, según denuncian los industriales, es que la medida se implementa sin ningún tipo de medidas compensatorias para las empresas locales. Mientras en Asia los costos laborales e impositivos son notablemente inferiores, en Argentina la presión fiscal asfixia a las fábricas. «Nos obligan a competir con países donde los trabajadores ganan salarios de miseria, sin regulaciones laborales ni cargas sociales. Es un despropósito», enfatizaron.

Además, las entidades advirtieron sobre un impacto colateral: la profundización de la escasez de dólares. La importación masiva de productos que hasta ahora se fabricaban en el país acelerará la salida de divisas, debilitando aún más la ya frágil balanza comercial. «Esta historia ya la vimos: desindustrialización, desempleo y primarización de la economía. Siempre termina igual», recordaron desde el sector, en alusión a experiencias previas de apertura indiscriminada.

Otro punto en disputa es el incumplimiento del Arancel Externo Común del MERCOSUR, que establece un 35% de arancel para la indumentaria. «No solo se va en contra de la industria nacional, sino que también se violan acuerdos regionales», señalaron.

Mientras el Gobierno sigue adelante con su plan de desregulación, la industria textil enfrenta un futuro incierto. Para los empresarios, la ecuación es clara: si no se generan condiciones de competencia equitativas, el resultado será la desaparición de fábricas nacionales y la destrucción de miles de empleos. Un déjà vu que la historia económica argentina parece empeñada en repetir.