Aumentos en los alquileres: un golpe al bolsillo en marzo
El inicio de marzo trae consigo un fuerte impacto económico para los inquilinos, con incrementos en los alquileres que pueden alcanzar hasta el 150%. Los contratos firmados antes de 2024 están sujetos a subas considerables, mientras que los recientes enfrentan ajustes por inflación.

Los primeros días de marzo llegan con una dura realidad para quienes alquilan vivienda. Mientras los salarios pierden poder adquisitivo, los aumentos en los alquileres generan un escenario aún más complejo. Dependiendo del momento en que se haya firmado el contrato, los inquilinos deberán afrontar incrementos que van desde el 56% hasta el 150%, marcando un nuevo desafío para quienes no son propietarios y dependen del mercado de alquileres.
Para aquellos que suscribieron contratos antes de enero de 2024, los aumentos responden a la normativa vigente en ese momento. Específicamente, los inquilinos con contratos firmados en 2022 o 2023 verán incrementos del 149,3%, dado que sus ajustes se calculan mediante el Índice de Contratos de Locación (ICL). Este índice, basado en la inflación y la evolución de los salarios, es actualizado diariamente por el Banco Central y ha reflejado el deterioro económico de los últimos meses.
En cambio, quienes firmaron entre septiembre y diciembre de 2023 están sujetos a otro sistema de ajuste, el Índice Casa Propia, que también considera la inflación y los salarios, pero toma el indicador de menor crecimiento para aplicar el aumento. En este caso, el incremento en los alquileres será del 56% en marzo, representando una suba significativa, pero menor a la del ICL.
El escenario es diferente para los contratos firmados a partir de enero de 2024. Con la desregulación del mercado impulsada por el actual gobierno, estos acuerdos quedaron sujetos a negociaciones individuales entre inquilinos e inmobiliarias. En la mayoría de los casos, los ajustes se realizan de manera trimestral, reflejando la sumatoria de la inflación de los últimos tres meses. Para marzo, este cálculo arroja un incremento del 7,3%, aunque se prevé que las variaciones sean aún más pronunciadas en los próximos meses.
La combinación de estos aumentos con un contexto inflacionario y la caída del poder adquisitivo pone en jaque a miles de inquilinos en todo el país. La incertidumbre sobre futuras actualizaciones y la falta de una regulación estable agravan la situación, generando preocupación en un sector que ya se encuentra en una posición vulnerable. En este panorama, la pregunta sigue abierta: ¿cómo podrán afrontar los inquilinos esta nueva escalada de precios sin un marco de protección adecuado?