El consumo no repunta y las cifras desmienten el optimismo oficial
Las ventas en supermercados y autoservicios registraron en enero una caída del 10,6% interanual, mientras que en los comercios barriales la contracción alcanzó el 13,5%. Estos datos reflejan el impacto de la crisis económica en los hogares argentinos, más allá de los discursos oficiales sobre la desaceleración inflacionaria.
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El consumo en Argentina sigue en descenso. Pese a la narrativa oficial sobre una reducción en la inflación, los datos muestran un panorama adverso para los bolsillos de los ciudadanos. Durante enero, las compras en supermercados y autoservicios se contrajeron un 10,6% en comparación con el mismo mes del año pasado. La situación es aún más preocupante en los comercios de proximidad, donde la merma llegó al 13,5%.
El informe de la consultora Scentia, que relevó estas cifras, también revela que en las grandes cadenas de supermercados la retracción fue del 7,2%, con diferencias marcadas según la región: en el AMBA, la caída alcanzó el 8,4%, mientras que en el interior del país se ubicó en el 6,4%.
El Área Metropolitana de Buenos Aires se convirtió en el epicentro del retroceso, con una baja del 17,1% en las ventas, mientras que en el resto del país la contracción fue del 11,6%. Estos números confirman que la reducción del consumo responde a una pérdida del poder adquisitivo, lo que obliga a las familias a restringir sus gastos incluso en bienes de primera necesidad.
El informe detalla que el descenso del consumo afecta a todos los sectores de productos masivos. Los rubros más golpeados fueron Bebidas con alcohol (-19,3%), productos Impulsivos (-17,4%) y Bebidas sin alcohol (-16,8%). También se registraron caídas significativas en Desayuno y merienda (-9,8%), Higiene y cosmética (-8,2%), Limpieza de ropa y hogar (-7,9%), Alimentación (-5,4%) y Perecederos (-1,1%).
A pesar de este panorama, algunos segmentos lograron leves repuntes en los supermercados. Limpieza de ropa y hogar creció un 3,2%, los productos perecederos un 2,7%, y la categoría de alimentación experimentó un marginal incremento del 0,1%.
Estos datos reflejan que, más allá del discurso gubernamental sobre una baja en la inflación, la realidad económica obliga a los argentinos a reducir sus consumos de manera sostenida. La recuperación del poder adquisitivo sigue siendo un desafío pendiente para lograr un repunte del mercado interno y aliviar la presión sobre los hogares.