El poder protector de la ruda: tradición ancestral que trae buena suerte

La ruda, una planta con siglos de historia, es conocida por sus propiedades protectoras y es utilizada como un talismán para alejar malas energías y atraer bienestar.

Desde tiempos inmemoriales, la ruda ha sido considerada una planta con poderes místicos y protectores. Su presencia en la entrada de los hogares forma parte de una tradición arraigada en distintas culturas, siendo un símbolo de protección y buena fortuna. Hoy en día, esta práctica sigue viva, con quienes buscan en la ruda una barrera contra las energías negativas y un catalizador de bienestar en su vida cotidiana.

La ruda, originaria del sur de Europa, es una planta perenne de hojas azul verdoso y aroma penetrante. A lo largo de los siglos, ha ganado una reputación mística que la vincula con prácticas espirituales y esotéricas. En la Edad Media, se asociaba a ritos de alquimia y magia, donde se le atribuían poderes para repeler fuerzas malignas. Aunque esas creencias tienen un trasfondo ancestral, su uso sigue siendo popular en nuestros días, especialmente en aquellas personas que buscan mantener un ambiente limpio de influencias negativas.

Una de las prácticas más conocidas consiste en colocar una planta de ruda en la entrada del hogar. Este sencillo acto es interpretado como una manera de sellar un pacto simbólico entre la persona y la naturaleza, estableciendo una barrera protectora. Según la tradición, tocar la planta antes de salir de casa ayuda a mantener alejado lo negativo y a atraer buena fortuna. Aunque el uso de la ruda varía según la cultura, en general se cree que puede transformar energías desfavorables en positivas, brindando paz y armonía al ambiente.

Para maximizar los efectos de protección de la ruda, se aconseja seguir ciertas pautas. Se recomienda colocar una ruda macho al lado izquierdo de la puerta principal y una ruda hembra al lado derecho, lo que simbólicamente potencia la protección. Además de su presencia física, es común usar la ruda en sahumerios, velas o aceites esenciales, permitiendo que su influencia se extienda a otras áreas del hogar.