El consumo de carne vacuna alcanza un mínimo histórico en Argentina
La demanda de carne vacuna en el país registró una caída del 12% en lo que va del año, alcanzando su nivel más bajo en agosto. Factores económicos y la inflación, claves en este descenso.
El consumo de carne vacuna en Argentina, un país tradicionalmente conocido por su alto consumo de carne, ha alcanzado niveles históricamente bajos. Según el último informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados (CICCRA), entre enero y agosto de 2024, la demanda cayó un 12,1% en comparación con el mismo período del año pasado, lo que representa una disminución de 6,5 kilos por habitante. Esta tendencia refleja no solo un cambio en los hábitos de consumo, sino también el impacto de la crisis económica que atraviesa el país.
La caída en el consumo de carne es parte de una tendencia más amplia que viene afectando al mercado argentino en los últimos años. En agosto de 2024, el consumo promedio de carne vacuna por habitante fue de 47,8 kilos anuales, un 13% menos respecto al promedio de los últimos diez años, según datos del Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social Pablo Barousse (GERES). Este descenso responde a una combinación de factores que incluyen el encarecimiento de los productos alimenticios básicos y una recesión económica prolongada.
La producción de carne vacuna, por su parte, también sufrió una merma significativa. En agosto, la producción cayó un 7,8% interanual en comparación con el mismo mes de 2023. Esta baja en la producción fue acompañada por una disminución del 8,6% en el envío de animales a faena, lo que refleja un ajuste en la oferta ante la contracción del consumo local. Sin embargo, el peso promedio de los animales faenados aumentó ligeramente un 0,9%, lo que compensó parcialmente la caída en los volúmenes totales.
A pesar de la disminución en la demanda interna, el sector cárnico logró mantener su rentabilidad gracias al crecimiento de las exportaciones. En agosto, las ventas al exterior aumentaron un 5,6%, favorecidas por la flexibilización de las regulaciones al comercio internacional implementadas por la actual administración. Este repunte en las exportaciones ha sido crucial para sostener al sector en medio de un mercado doméstico cada vez más deprimido.