El destino incierto del iceberg más grande del mundo en el Océano Antártico

El iceberg A23a, con una superficie gigantesca, permanece atrapado en un vórtice cerca de las Islas Orcadas del Sur, girando lentamente mientras su futuro se torna cada vez más incierto.

El iceberg A23a, el más grande del mundo, ha captado la atención de la comunidad científica mientras se enfrenta a un futuro incierto en el Océano Antártico. Con una superficie que supera en cinco veces la de Nueva York, este coloso de hielo se encuentra atrapado en un vórtice sobre un monte submarino, donde gira lentamente mientras se derrite.

Después de permanecer más de 30 años encajado en la Antártida, el iceberg A23a se liberó en 2020, comenzando un lento desplazamiento hacia el Océano Antártico. Con una impresionante superficie de 3.885 kilómetros cuadrados y una profundidad comparable a la altura del Empire State Building, este iceberg ha vuelto a ser el foco de estudios científicos debido a su inusual comportamiento.

El A23a está atrapado en un vórtice, un fenómeno conocido como columna de Taylor, que se forma cuando las corrientes oceánicas se desvían alrededor de un monte submarino, creando un cilindro estancado de fluidos. Este fenómeno ha provocado que el iceberg gire en sentido contrario a las agujas del reloj, completando una rotación completa aproximadamente cada 24 días.

Situado a unos 603 kilómetros al noreste de la península antártica, en una región conocida como «el callejón de los icebergs», A23a se encuentra sobre un monte submarino de 100 kilómetros de diámetro y 1000 metros de altura, lo que impide su avance hacia aguas más cálidas donde normalmente se derretiría.

El oceanógrafo Alex Brearley, jefe del grupo de investigación de océanos abiertos de la Prospección Antártica Británica, ha expresado su incertidumbre sobre el futuro de A23a. «No sabemos con qué rapidez saldrá de esta situación», comentó Brearley. «Podría permanecer en este vórtice durante mucho tiempo, lo que podría afectar significativamente a la cadena alimentaria marina de la zona, incluyendo al plancton».

A23a es uno de los tres icebergs que se desprendieron de la barrera de hielo Filchner en 1986, y ha estado bajo la vigilancia científica desde entonces. Su progenitor, el iceberg A23, fue aún más grande, llegando a albergar en su momento un centro de investigación de la Unión Soviética. Desde su desprendimiento, A23a pasó 34 años encallado en el mar de Weddell antes de liberarse en 2020 y comenzar su viaje hacia el norte.

Aunque el iceberg se encuentra en una ubicación poco usual, no representa una amenaza de aumento del nivel del mar, ya que el deshielo de icebergs y plataformas de hielo flotantes no contribuye directamente a este fenómeno. Sin embargo, el derretimiento prolongado de A23a en su posición actual podría tener implicaciones ecológicas significativas, afectando especialmente al ecosistema marino local.