Absolución en el caso Candela Rodríguez: La justicia desestima la única hipótesis

Néstor "Mameluco" Villalba y los demás acusados fueron absueltos en el caso de la desaparición y muerte de Candela Rodríguez. La investigación, basada en una presunta venganza vinculada al narcotráfico, no obtuvo suficientes pruebas para condenar a los implicados.

La justicia bonaerense ha emitido un fallo que reverbera con impacto en la memoria colectiva: nadie será condenado por el crimen de Candela Rodríguez, la niña de 11 años cuya desaparición y posterior hallazgo sin vida estremeció a la comunidad en agosto de 2011. El veredicto, que absolvió a Néstor «Mameluco» Villalba y a los demás acusados, marca el cierre de una investigación marcada por la incertidumbre y las teorías enfrentadas.

Los hechos que rodearon la desaparición de Candela Rodríguez se convirtieron en un enigma que desafiaba los límites de la comprensión. La tragedia se inició el 22 de agosto de 2011, cuando la niña desapareció de su hogar en Villa Tesei, desatando una búsqueda frenética que conmocionó a la región. Diez días después, el cruel desenlace: el cuerpo de Candela fue encontrado en un basurero, confirmando los peores temores y sumiendo a su familia en un dolor insondable.

La investigación, sin embargo, lejos de arrojar luz sobre el oscuro suceso, se sumió en la ambigüedad y la confusión. La teoría que cobró más fuerza apuntaba a una supuesta venganza vinculada al narcotráfico, donde el padre de Candela, Alfredo «Juancho» Rodríguez, era el blanco. En este contexto, Néstor «Mameluco» Villalba emergió como el principal sospechoso, enfrentando un segundo juicio por el crimen mientras cumplía una condena por tráfico de drogas.

Sin embargo, el veredicto anunciado por el Tribunal en lo Criminal N° 6 del Departamento Judicial Morón rompió con las expectativas de quienes esperaban justicia para Candela. Néstor «Mameluco» Villalba y los demás acusados, incluyendo al informante policial Héctor «El Topo» Moreira, al oficial de la Bonaerense Sergio Chazarreta y al carpintero Néstor Altamirano, fueron absueltos de toda responsabilidad en el crimen.

La fiscalía, encabezada por Mario Ferrario, había presentado una sólida acusación, señalando a todos los imputados excepto a Altamirano, quien fue descrito como alguien que proporcionaba alimentos a Candela mientras estaba secuestrada. No obstante, los jueces del tribunal no encontraron suficientes pruebas para respaldar las acusaciones, cuestionando la consistencia y veracidad de las evidencias presentadas.

El fallo, emitido por los jueces Alejandro Omar Rodríguez Rey, Cristian Adrián Toto y Mariana Maldonado, desmantela la narrativa de la fiscalía, destacando las irregularidades y la falta de pruebas contundentes. Señalan que la investigación se aferró a una línea de pesquisa que, pese a su falta de sustento probatorio, desestimó otras vías de investigación válidas.

El caso Candela Rodríguez ha dejado un amargo sabor de impunidad en la sociedad, alimentando la sensación de que la justicia ha sido esquiva una vez más. La memoria de la niña, cuya vida fue truncada de manera injusta, seguirá siendo un recordatorio de las fallas y los desafíos del sistema judicial. Mientras tanto, la búsqueda de respuestas y la esperanza de encontrar la verdad permanecerán como una llama frágil pero persistente en el corazón de aquellos que no están dispuestos a olvidar.