Crisis en la industria textil nacional: la tormenta perfecta golpea duro

La producción de la industria textil argentina ha sufrido una preocupante caída del 40%, desencadenando despidos y una crisis sin precedentes. La devaluación y el derrumbe del consumo golpean al sector, mientras se vislumbra un futuro incierto ante la apertura de importaciones.

La industria textil argentina enfrenta una de las crisis más profundas de su historia, con una caída del 40% en su producción que ha llevado al borde del abismo a miles de trabajadores y empresarios del rubro. El presidente de Pro Tejer, Luciano Galfione, alerta sobre la dramática situación que enfrenta el sector, exacerbada por una serie de factores que han convergido en lo que se podría denominar como una «tormenta perfecta».

Desde hace meses, los números rojos no hacen más que acumularse en el panorama de la industria textil argentina. Según datos proporcionados por Galfione, los mayoristas se encuentran entregando las prendas de temporada a los comerciantes, quienes, afectados por la devaluación impulsada por Javier Milei y Luis Caputo, han reducido drásticamente sus pedidos, llegando incluso a un 40% menos de lo acordado en octubre del 2023. Esta situación ha dejado a los fabricantes en una encrucijada, obligados a producir a precios pactados con un dólar que ya no se corresponde con la realidad económica actual.

El vicepresidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Marco Meloni, pinta un panorama desolador: la demanda se ha desplomado a la mitad de lo que era en 2023, mientras que las empresas del sector comienzan a tomar medidas drásticas como despidos y reducciones salariales, que solo agravan la crisis. En este contexto, la apertura de importaciones anunciada por Caputo solo añade más incertidumbre al futuro de la industria textil nacional.

Las consecuencias sociales de esta debacle no se hacen esperar. Según un informe del centro Fundar, el sector textil-indumentaria genera alrededor de 540.000 puestos de trabajo, de los cuales el 46% es informal. Los despidos ya están en marcha en plantas ubicadas en varias provincias del país, desde Tucumán hasta La Rioja, dejando a cientos de familias en la incertidumbre y el desamparo.

Empresas emblemáticas como Coteminas en Santiago del Estero y Topper en Tucumán han sido algunas de las primeras en dar el golpe, despidiendo a decenas de trabajadores. La firma Coopershoes en Las Flores y la cooperativa textil Socram también se encuentran en problemas, sumando más angustia a una situación ya de por sí crítica.

En medio del caos, las voces se alzan en un intento por encontrar soluciones a una crisis que parece no tener fin. Galfione critica la decisión de Caputo de abrir las importaciones, asegurando que esto solo empeorará la situación, desprotegiendo a la industria nacional frente a productos importados que podrían hacer aún más daño al sector.

La industria textil argentina se encuentra en una encrucijada, donde la supervivencia de miles de trabajadores y empresas pende de un hilo. Mientras tanto, la incertidumbre y la desesperación se apoderan de un sector que lucha por mantenerse a flote en medio de una tormenta económica sin precedentes.