El precio de la lechuga dispara un 150% en un mes, alcanzando los $10.000 el kilo
Este lúnes marcó un abrupto aumento del precio de la lechuga en las verdulerías.
La lechuga, esa hortaliza versátil que acompaña tantas preparaciones culinarias, se ha convertido en objeto de preocupación para los consumidores argentinos debido a su alarmante aumento de precio en las últimas semanas. Según un estudio realizado por Crónica en verdulerías de la capital, el costo del kilo de lechuga ha escalado hasta alcanzar los $10.000, representando un incremento del 150% respecto al mes anterior.
Este vertiginoso aumento del precio de la lechuga ha generado sorpresa y preocupación entre los consumidores y comerciantes por igual. A fines del mes pasado, Crónica había detectado un aumento del 170% en el precio de esta verdura, atribuido principalmente a una ola de calor que afectó al Cinturón Verde, área productora de hortalizas que abastece a la población urbana.
Se sigue confirmando el continuo aumento del precio de la lechuga, que ahora alcanza cifras aún más preocupantes. Este incremento del 150% en tan solo un mes evidencia la vulnerabilidad de los precios de los alimentos frente a factores externos, así como la presión inflacionaria que enfrenta la economía argentina.
Para contextualizar este dramático aumento, es importante tener en cuenta los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) sobre la evolución de los precios al consumidor. Según el INDEC, el índice general de precios al consumidor tuvo un incremento del 13,2% en febrero pasado, con una variación acumulada en el primer bimestre del año del 36,6% y un aumento interanual del 276,2%.
La inflación de alimentos, por su parte, experimentó un incremento del 11,9% en febrero con respecto a enero, y un aumento interanual del 303,8%. En este contexto inflacionario, el incremento del precio de la lechuga, tanto en febrero (170%) como en marzo (150%), resulta alarmante, acumulando un total del 320% en términos porcentuales.
El aumento desproporcionado del precio de la lechuga pone de manifiesto la fragilidad del poder adquisitivo de los argentinos y la constante presión inflacionaria que enfrenta el país. Ante esta situación, los consumidores se ven obligados a ajustar sus presupuestos y repensar sus hábitos de consumo, mientras que los comerciantes enfrentan el desafío de mantener sus negocios a flote en un contexto económico cada vez más adverso.