El cine del Padre Re

Recorriendo la historia de Claypole, nos adentramos en el antiguo Cine Luján, un espacio emblemático que marcó una época en la localidad. Descubre las anécdotas y curiosidades de este lugar que, desde 1957 hasta fines de los años 70, fue el epicentro cultural del barrio.

En el año 1957, en el corazón de Claypole, nacía un ícono cultural que se convertiría en el orgullo del pueblo: el Cine Luján, ubicado en el salón de actos de la parroquia Nuestra Señora de Luján. Esta joya cinematográfica, a la vanguardia en la zona, se destacaba por su pantalla imponente, superando a salas de renombre en Adrogué o Lomas de Zamora.

Marcelo, residente de la zona, rememora con cariño aquellos días: «Nosotros íbamos mucho al cine del cura cuando éramos chicos, pero muchísimo». Entre mates, comparte recuerdos de su juventud scout y los festivales infantiles que marcaron la historia del lugar.

El Cine Luján fue mucho más que una sala de proyección; fue el epicentro cultural de Claypole durante décadas. Marcelo señala: «Fue la única movida sistemática que tuvo Claypole en el aspecto cultural. Ni antes ni después hubo algo similar». Con alrededor de 250 butacas, se convirtió en el espacio donde se proyectaban estrenos simultáneos con los cines de la Capital Federal.

Las anécdotas en torno a este lugar son tan diversas como fascinantes. Durante un tiempo, las butacas se dividían en «pullman» a la derecha y de madera a la izquierda, reservando la parte derecha para mujeres y la izquierda para hombres. Una señora vestida de negro se encargaba de mantener la orden a la entrada, evitando que en la oscuridad se cruzaran los sectores.

Otra anécdota peculiar involucra al propio Padre Re, quien, conocedor de las escenas de besos apasionados en las películas, subía a la cabina de proyección para tapar la lente y preservar la moral de los espectadores. Esta táctica, aunque cómica, generaba revuelo entre el público.

A pesar de las divertidas historias, el Cine Luján también vivió momentos de tensión. Rollos de películas llegaban en tren y eran recogidos en una chata tirada por caballos por un personaje llamado «Ramos». Incluso, en noches calurosas, piedras lanzadas desde fuera creaban situaciones de emergencia, llevando a los heridos a la sala de primeros auxilios local.

Aunque los años pasaron y el Cine Luján dejó de proyectar películas, su legado como epicentro cultural y de entretenimiento en Claypole perdura en la memoria de aquellos que alguna vez disfrutaron de una función entre risas, emociones y, a veces, con la lente estratégicamente cubierta.