La gestión tangible en cada acto de gobierno 

La obra pública no solamente tiene que ver con la gestión y es una marca registrada en el distrito y en el entusiasmo de los vecinos, también es la demostración de una gestión que recorre cada rincón de un distrito amplio, con un gran desarrollo demográfico, pero que cada día más y más vecinos eligen para establecerse por su crecimiento productivo y por las posibilidades que ofrece. 

En realidad, la obra pública es la consecuencia del desarrollo de un trabajo complejo, de recorridas, de charlas con los vecinos, de reuniones y análisis de factibilidad, de política en sentido  amplio, pero no abstracto. Es llevar a la práctica sueños y expectativas muchas veces, y otras adelantarse y mostrar que hay formas más claras de vivir dignamente y de soñar con un futuro mejor. 

Cada obra pública responde a una demanda concreta, o a una nueva propuesta de ser más y mejores en alguno de los ámbitos de la vida. La creación de nuevos pasos a niveles, responden a  la demanda de seguridad, de mejor tránsito, de libre circulación de una manera ágil y clara que contenga el crecimiento demográfico para cientos de familias que se deciden y apuestan por establecerse en nuestro distrito.

Los metros y metros en cuadras de pavimento, que acompañan   las nuevas luminarias, también van en ese sentido y son parte de las demandas de un Almirante Brown más seguro, más moderno, más ameno y con proyección. 

Atrás quedaron los años hace rato donde la gestión parecía ser inexistente, en los cuales recordamos la ausencia de participación de los funcionarios municipales en la vida cotidiana de los vecinos del distrito. Quedaron atrás, pero es necesario recordarlos. Fundamentalmente este año, en el cual es menester recordar que no siempre fue así. No siempre tuvimos una administración del municipio ocupada en eliminar las brechas entre las periferias del distrito y la ciudad cabecera. 

Recordar que ahora estamos en este camino inclusivo, solidario, nacional y popular, es lo que nos permite tomar las decisiones que necesitamos tomar, para el tiempo que viene, porque las cosas no legan solas, se nutren de nuestro aporte cotidiano, y por eso, cada cuatro años tenemos la oportunidad de ratificarlas.