El juez liberó al hijo de la jubilada italiana asesinada en San Isidro: las razones
«No surge a esta altura que Di Paolo hubiera tenido participación en el hecho pesquisado (…), no se cuenta con un cuadro convictivo de tal entidad que permita sindicar al imputado como aquella persona que ocasionara el deceso de su madre», expresó el juez en la resolución.
Tres recolectores de residuos que testificaron que la víctima estaba viva cuando se creía muerta, las cámaras de seguridad que no graban de manera continua y el hecho de que aún no se terminó de verificar qué hizo exactamente el imputado durante las horas en las que se cree fue cometido el crimen, son los principales elementos por los que el juez de la causa liberó a Aldo Di Paolo, el hombre que pasó 34 días preso acusado de haber asesinado de un cuchillazo en el cuello a su madre de 90 años en su casa del partido bonaerense de San Isidro.
«No surge a esta altura que Di Paolo hubiera tenido participación en el hecho pesquisado (…), no se cuenta con un cuadro convictivo de tal entidad que permita sindicar al imputado como aquella persona que ocasionara el deceso de su madre«, María Cristina De Vincentiis, concluye el juez de Garantías 1 de San Isidro, Ricardo Costa, en la resolución a la que accedió Télam.
«No es el imputado quien debe probar y acreditar su inocencia, sino muy por el contrario es el Ministerio Público Fiscal quien debe acreditar la culpabilidad del mismo», remarca el magistrado al momento del rechazar la prisión preventiva que había pedido para el acusado la fiscal Carolina Asprella, y dictarle al imputado la falta de mérito.
Al iniciar su fundamentación, el juez recordó que al indagarlo por primera vez, la fiscal le imputó a Di Paolo (65) haber cometido el matricidio entre las 17.30 y las 18 del 6 de marzo último, y que en la ampliación de esa indagatoria, cambió la fecha del crimen y lo situó entre las 9.30 del 7 de marzo y las 20 del día 8.
Costa señala que «la modificación del relato fáctico obedeció al resultado del examen de las imágenes obtenidas por las cámaras de seguridad instaladas en el frente de la empresa Henkel» -ubicada frente a la vivienda de la víctima sobre la calle Avellaneda al 1300 de San Isidro-, porque se pudo establecer que «la víctima se hallaba con vida el día martes 7 de marzo a las 9.30 horas».
Es que la propia fiscal mandó a hacer un análisis más exhaustivo de los videos y allí se pudo observar que ese día y a esa hora pasó por la cuadra un camión de «Eco Residuos San Isidro», y que sus recolectores tuvieron contacto con la víctima.
Al declarar esos tres empleados, el que habló con De Vincentiis, declaró: «Me acerqué a una casa donde una señora con silla de ruedas, me dio un cajón de plástico color verde con botellas de vidrio, y me pidió que le devuelva el cajón. Yo tiré las botellas dentro del camión y volví con el cajón para devolvérselo y la señora se había metido para adentro de su casa. Apoyé el cajón en lo que creo que es la gaveta de gas, esperé unos minutos, toqué el timbre una vez y toqué las manos, pero nunca volvió a salir, entonces me fui».telam