Qué provocó la ola de calor en el AMBA

 

Desde el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informaron que la ola de calor está impulsada por una rotación del viento que trajo a una enemiga pública.

Millones de habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) pasaron un jueves con una sensación térmica que, por ejemplo, llegó a 43 grados en la Ciudad de Buenos Aires y trepó a temperaturas récord en varias localidades del Conurbano, con Morón y Campo de Mayo como las más afectadas. Pero, ¿qué provocó semejante calor?

Por qué hace calor en el AMBA

Desde el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informaron que la ola de calor está impulsada por una rotación del viento que comenzó a soplar desde el Río de La Plata después del mediodía, lo que causó un descenso de la temperatura en el aire, pero acompañado por un incremento de la humedad relativa.

La comunicadora del SMN, Cindy Fernández, indicó a télam que «la sensación térmica no es un valor que se mida con un instrumento como la temperatura en el aire, sino que se establece a través de una fórmula matemática en la que se conjugan las variables de la temperatura real en el aire, el viento y la humedad, para estimar una medida del grado del confort del cuerpo humano».

«En el caso particular de este jueves, lo que sucedió fue que al mediodía tuvimos temperaturas más altas con menor humedad en el ambiente, pero cuando el viento rotó y comenzó a soplar desde el Río de La Plata trajo agua, que, aunque bajó la temperatura, hizo subir la humedad, lo que forzó la suba de la sensación térmica», apuntó.

La especialista señaló que «el aumento de la humedad relativa bloquea un mecanismo natural de regular la temperatura corporal que es la transpiración; cuando hace calor la humedad se condensa en nuestra piel y ahí se evapora tomando calor de nuestro cuerpo que se enfría, pero cuando hay mucha humedad en el ambiente esa evaporación no se completa y es cuando empezamos a notarnos más pegajosos».

La sensación térmica, continuó, «es un cálculo que busca estimar cómo percibimos esas variables meteorológicas; de hecho, hay una fórmula para estimarla en verano con mayor peso en la humedad relativa y otra para estimarla en invierno con mayor peso en el viento».

Fernández añadió que «no afecta a todos de la misma forma, porque cuando se establecieron estas fórmulas se tuvo en cuenta el biotipo de un hombre de tez blanca de 1,70 de altura con poca grasa corporal y el torso desnudo, por lo que quienes no entren en esa descripción pueden percibir una sensación térmica distinta».