Crimen de María Marta García Belsunce: Las claves de la fiscalía y la defensa

 

Al cabo de dos décadas de uno de los crímenes más mediáticos de la historia argentina, el juicio al principal acusado llega a su instancia final donde las partes volcarán sus respectivas versiones de lo que pudo haber pasado la tarde del 20 de octubre de 2002 en el exclusivo country club donde ocurrió el asesinato.

Los alegatos en el juicio que se le sigue a Nicolás Pachelo por el crimen de María Marta García Belsunce, cometido hace 20 años en Pilar, se llevarán a cabo desde el próximo lunes en los tribunales de San isidro, donde la fiscalía argumentará que cometió el homicidio luego de que la socióloga lo acusara de robarle a su perro y intentara echarlo del Carmel, mientras que la defensa buscará comprobar que no existió una denuncia contra el imputado por la sustracción de la mascota y que él nunca estuvo armado.

Los siguientes son los elementos que el Ministerio Público Fiscal, integrado por los fiscales Patricio Ferrari, Andrés Quintana y Federico González; y la defensa de Pachelo, integrada por su histórico abogado Roberto Ribas, junto a Marcelo Rodríguez Jordán y Raquel Pérez Iglesias, sustentarán sus alegatos.

Qué hizo Nicolás Pachelo el día en que fue hallada muerta María Marta García Belsunce

Pachelo siempre consideró que el 27 de octubre del 2002 fue un domingo normal. En una de sus últimas declaraciones ante los jueces del tribunal, declaró que ese domingo se levantó, desayunó, se fue a jugar al fútbol y por la tarde fue a buscar a su hijo a la casa de un vecino. Regresó a Carmel 17.37, tal como quedó registrado en las cámaras de seguridad. Según él, se bañó y salió a buscar el auto de su mujer, que lo había dejado estacionado en el Club House.

Para la fiscalía Pachelo no fue nunca a buscar el auto de su mujer, sino que salió de su casa para cometer el robo en la vivienda de García Belsunce.

La clave de la imputación fiscal fue la nueva hora del asesinato de María Marta fijada por un forense alrededor de las 18.30. Ese 27 de octubre se ubicó a Pachelo en Carmel entre las 17.37 y las 18.59, es decir que se retiró 29 minutos después de cometido el homicidio.

El rol del «perro Tom» en el marco del juicio

Tal como expresó el fiscal Ferrari durante la primera jornada del debate oral, en los lineamientos para explicar las razones por las cuales se le adjudica a Pachelo el crimen de María Marta, la desaparición del perro labrador negro llamado «Tom» fue uno de los ejes centrales del juicio.

Para la parte acusadora, Pachelo le robó el perro a María Marta, «que era como un hijo para el matrimonio Carrascosa-García Belsunce», según explicó Ferrari.

Esto fue señalado también por varios familiares de la víctima, vecinos del Carmel y hasta por una empleada que dijo que la mucama de Pachelo le había dicho que lo tenía encerrado en su casa.

Para contrarrestar estos testimonios, la defensa presentó una serie de diskettes que contenían tres documentos en los que presuntamente María Marta describía cronológicamente los hechos ligados a la desaparición de Tom y en los cuales no mencionó a Pachelo como su principal sospechoso.

El modus operandi del acusado

Durante el debate también se juzgó una serie de robos que Pachelo cometió entre 2017 y 2018 en distintos countries del conurbano bonaerense, en donde asaltaba viviendas en las cuales previamente había hecho inteligencia para corroborar que sus moradores no estén presentes.

Según la acusación, Pachelo ingresaba a las viviendas generalmente los domingos entre las 18 y 19, cuando se producía el cambio de guardia de los empleados de seguridad privada del country y en el horario que las casas quedaban vacías, ya que sus propietarios regresaban, en su mayoría, a la Ciudad de Buenos Aires, luego de pasar el fin de semana.

Para la fiscalía, Pachelo ingresó a lo de María Marta con el propósito de robarle y dentro de la propiedad fue sorprendido por la socióloga, quien lo reconoció, se trenzaron en lucha y terminó matándola de seis disparos.

La defensa de Pachelo indicó que ninguno de esos robos fue bajo una modalidad violenta y que en ninguno ingresó con un arma de fuego.

El arma que habría manipulado Pachelo

El arma con la que fue asesinada María Marta jamás fue encontrada. Por eso, uno de los ejes del presente juicio para la fiscalía fue demostrar que Pachelo manipuló un revólver .32 largo, mismo calibre con el que fue cometido el crimen.

Para ello, los fiscales exhibieron un video grabado con una cámara oculta en 2003 en el que un empleado de la tosquera de la familia Pachelo menciona que había acompañado a Nicolás «a comprar balas calibre .32 largo» a dos locales en Pilar días antes del crimen y que, luego, le había prometido que le iba a dejar el arma para que la tenga por seguridad en la tosquera.

La fiscalía también aportó audios en los que Pachelo mencionaba tener «un fusil» en su vivienda de Pilar con el que «le tirás a un árbol y lo partís».

La defensa tiene a su favor que jamás se encontró el arma utilizada en el crimen de María Marta y no se comprobó durante todo el debate que Pachelo hubiese tenido un revólver calibre .32 largo.

Los adolescentes que vieron pasar a Pachelo y a María Marta

Santiago Asorey, Marcos Cristiani y Pedro Aspiroz Achaval eran tres adolescentes que vieron pasar trotando a Nicolás Pachelo aquella tarde lluviosa de octubre detrás de María Marta, yendo en la misma dirección, quien regresaba a su casa en bicicleta.

Al declarar como testigo en este nuevo juicio, Aspiroz Achaval, la última persona que vio con vida a la socióloga, aseguró que «primero dobló Pachelo y luego María Marta» y que él no siguió ese camino «porque le tenía miedo» al acusado.

La defensa de Pachelo sostuvo que este testimonio no es claro ya que los tres adolescentes no coinciden en recordar cómo lo vieron a Pachelo vestido y que, en base a los lugares dónde señaló haberlos cruzado, no vinculan con el que haya ingresado a la vivienda.

El día posterior al crimen

Los testimonios más fuertes que hubo en el juicio fueron los de dos mozos, Walter Mantovani y Miguel Ángel Monzón, quienes trabajaban en una estación de servicio de Pilar y señalaron que el lunes posterior al crimen, entre las 6 y 7 de la mañana, Pachelo se acercó y les preguntó «si escucharon algo sobre la mujer que mataron ayer en Carmel».

Para contrarrestar estos testimonios, Pachelo añadió por escrito la declaración de su exempleada (fallecida hace unos meses), en la que señaló que siempre se levantaba «entre las 9 y 9.30», además de unos registros de antenas de telefonía celular que indicaron que la primera vez que activó el teléfono aquel 28 de octubre fue minutos antes de las 8 de la mañana en su casa de Carmel.

Además, los testimonios de empleados de la empresa de seguridad privada Cazadores, encargada en Carmel, aseguraron que durante esa madrugada no lo vieron salir del barrio privado. télam