La Historia de la inmoralidad-memorias de la primera pandemia, un hecho real que no debemos olvidar

 

Corría el año 2018, casi terminando la jornada en un fin de año muy complicado, recibo un llamado que va a estremecer todo mi ser.

Toda la actividad que he realizado en los últimos tiempos está teñida por situaciones humanas complejas, muchas veces teñida de particularidades alejadas de mi profesión.

Llevo más de 40 años ejerciendo mi profesión de abogado, defendiendo trabajadores o personas con conflictos que las tienen como las partes más débiles.

Traspase épocas muy complejas, donde los trabajadores despedidos, se debatían en la miseria. Jubilados perdían los ahorros de toda su vida, personas que quedaban literalmente en la calle.

A fines del 2015, comencé a sentir que se reeditarían esas lamentables épocas.

Pero han comenzado a ocurrir situaciones que no solo indignan sino llenan de impotencia, ante las bajezas a que son transportadas las personas en estas épocas.

El llamado, con el que comencé estas notas, lo realizaba un jubilado de avanzada edad, agraciado con un haber mensual mínimo (en ese momento de $ 9.000) que aparte de los gastos y conflictos de los remedios infaltables (“tengo varios achaques, pero no los tomo todos porque no me alcanza para comer”), me comenta que las facturas de luz y gas no las  “Puedo Pagar”. Juntas ambas facturas llegan a casi $ 4.000. Eso que deje de pagar el agua y los impuestos, me adelantó. A veces mi nuera se enoja y los paga, pero no sabe lo que me duele. En ese momento sentí que la “dignidad” de un ser humano estaba siendo destruida, como quien destruye un terraplén, lo malo es que sobre ese terraplén hay un ser humano.

Además, pertenece al inmenso pelotón que le quitaron la Tarifa Social.

La cultura del trabajo y la dignidad de poder cubrir los gastos de la casita y de la familia, es el punto de partida de nuestra familia y del progreso de nuestra sociedad (por eso la educación cubrió las expectativas que tanto quiere destruir este gobierno), de los millones de familias que componen este suelo, pero cuando se destruyen, no solo se destruye la dignidad sino además a la sociedad toda.

El repetir “no las Puedo Pagar” y no sabe cuánto me duele (que le pague la nuera las facturas), fue completado con un llanto, de esos que salen cuando un ser humano cae, flaquea, se desmorona, cuando su dignidad hecha pedazos es gritada con un pedido de auxilio. A esta altura comencé a balbucear algún camino, pero mis entrañas ardían,
estallaban, mi corazón se estremecía. Porque, no es el único. Desde el fallecimiento de electro dependientes que les niegan beneficios solo por formularios burocráticos e inhumanos, electro intensivos que no llegan a fin de mes y no saben cómo mantener a sus familias, discapacitados, desocupados y millones de personas que sin nombre y sin cara son automáticamente empujadas a un abismo sin fondo ni solución.

De nada vale hacer un cálculo financiero sobre el precio y la tarifa energética y de gas, si son incrementadas a valores que no están acordes a la realidad.

De nada vale elucubrar la doctrina de “La Pobreza Energética”, siendo que los servicios públicos ocupan entre el 25 % y el 50% del ingreso de los consumidores, muchos sacando créditos y poniendo en riesgo su casita, esa donde está su familia (violentan el art. 42 y 75 inc. 22 de la CN).

Me surge un concepto, un concepto del que no me puedo separar:

Que valores puede manejar un empresario corporativo, ocupado en sus habanos, sus ingresos financieros altos sus bienes acumulables y sus ganancias astrofísicas, para que estos beneficios sean sostenidos por el JUBILADO QUE LLORABA EN EL TELEFONO, EL ELECTRODEPENDIENTE QUE SE MUERE POR NO TENER SERVICIO, EL
DESPEDIDO QUE NO PAGA MAS EL SERVICIO para poder comer, EL TRABAJADOR QUE NO LE ALCANZA. COMO PUEDE DORMIR ESE EMPRESARIO ANTE TANTA INMORALIDAD.-
LE PAGAN PARA DISFRUTAR SU AVARICIA.-

Un funcionario, con conexiones e intereses en empresas de energía, como puede dormir, o continuar apagando su puro o su coche o sus bienes con el llanto de un jubilado o de un desocupado o de millones de argentinos engañados en su buena fe de personas decentes.

Cómo puede un empresario de medios o un periodista justificar, y no formalizar acto alguno ante ese jubilado, desocupado, que es humillado para que de su piel se sostenga tamaña obscena riqueza y acumulación.

Es solo una cuestión moral, la divisoria entre el inmoral que no le interesa cuantos mueran, lloren o pierdan su dignidad mientras sus bolsillos sigan engrosando. Y A CUALQUIER COSTA, INCLUSIVE DELICTUAL. Y los que se nos revuelven las entrañas ante el hecho que conté como ejemplo de las bajezas que nos empujan.

El colofón que quiero darles es que no es verdad la necesidad del ajuste, no es necesario déficit fiscal 0. Es todo una farsa y es solo un pretexto para que inmoralmente sigamos pagando una fiesta con nuestras casas y toda la dignidad que el pueblo merece y de la que la Argentina no participa.

Encuentro esta nota escrita en el 2018 o el 2019 y que no publiqué. La primera pandemia terrible dejo pobreza, miseria, persecuciones y muerte, fue seguida por una atroz pandemia (el COVID 19) que se llevó la vida de muchos argentinos, y poniendo a toda la humanidad en un riesgo social y económico descomunal, que todavía no se evaluó.

Hoy intentamos salir de esta lucha sin cuartel y de las graves consecuencias que le produjeron al país el Gobierno del 2016 al 2019 y la posterior pandemia del 2020 que literalmente destruyo a la humanidad.

Se demostró que sin Estado fuerte no es posible sostener a la población sana y la andanada de vacunación que hoy ya llega a la 4 dosis, ininterrumpida, con la anuencia del Gobierno, evitó males mayores que los medios de comunicación y la mala intención de algunos personeros ocultan.

Pero ahora nos acecha el FMI y los buitres corporativos financieros internacionales que han depredado al país entre el 2015 al 2019 y pretenden como ejército de ocupación terminar de aniquilar al país. No solo en su economía y en lo social sino en la mente de sus habitantes que se la envenena diariamente con mentiras a granel y en su sociedad con un Poder Judicial en total desintegración. Esto da como resultado que no solo exista inflación, sino que las grandes corporaciones terminarán de saquear sin que la justicia lo evite a todo habitante que se precie. No comprender que la sociedad corporaciones, Medios, comunicaciones y Poder Judicial puede terminar con la vida y la existencia de los
argentinos y los dichos de aquel jubilado que me dijo clarito “No puedo Pagar” será “NO PUEDO VIVIR, EXISTE”, los dueños patricios, los esclavizadores, las corporaciones con la ayuda del Poder Judicial serán nuestros carceleros.

Hoy más que nunca debemos entender este camino de cornisa o caemos o rechazamos estos delincuentes: apaguemos medios que nos enferman, no creamos en la libertad de mercado, QUE LOS QUE FUGARON NUESTROS BIENES LO DEVUELVAN, no apoyemos corporaciones o los economistas liberales o neoliberales que son nuestros verdugos. Es nuestra responsabilidad además nos están mirando nuestros hijos nietos y el futuro y es
nuestra responsabilidad.

Dr. Osvaldo Héctor Bassano.

Presidente de ADDUC
(Director del Instituto de Derecho del Consumidor del
Colegio de Abogados de Lomas de Zamora)