Investigadores argentinos comprobaron que COVID-19 afecta negativamente la función ovárica

 

El estudio liderado por científicas del CONICET y del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME), en la Ciudad de Buenos Aires, demuestra el efecto de la infección por el virus SARS-CoV-2 en el sistema reproductivo femenino.

Por primera vez, investigadores argentinos demostraron que COVID-19 afecta al menos de manera temporaria la función de los ovarios en mujeres, lo que podría afectar sus chances de concebir de manera natural o mediante técnicas de reproducción asistida y refuerza la importancia de asegurar la vacunación en esa población.

El estudio fue liderado por científicas del CONICET y del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME), en la Ciudad de Buenos Aires, y fue publicado en la revista “Molecular Basis of Disease”.

Las mujeres estudiadas fueron reclutadas de centros de reproducción asistida y habían tenido COVID-19 hacía 3 a 9 meses. “En este momento, estamos evaluando si estas alteraciones ováricas se pueden revertir luego de períodos más largos, como 9 a 18 meses”, afirmó la líder del estudio, la doctora en Química Fernanda Parborell, jefa del Laboratorio de Estudios de Fisiopatología Ovárica en el IByME, que depende del CONICET.

“Es importante que las parejas que hayan tenido COVID-19 y estén buscando un embarazo por vías naturales y no puedan lograrlo aún, sepan que puede deberse a la infección que han padecido meses atrás y que es un fenómeno posiblemente transitorio”, expresó Parborell, quien añadió que el hallazgo también podría ayudar a optimizar los protocolos de tratamientos de fertilidad asistida.

El estudio

Los investigadores del IByME evaluaron el efecto de la infección por SARS-CoV-2 sobre la función ovárica en mujeres que buscaron asistencia en centros de reproducción asistida: 34 pacientes controles y 46 pacientes recuperadas de COVID-19 asintomáticas o con presencia de síntomas leves como pérdida del olfato y/o gusto, dolor de garganta y fiebre.

El material de estudio fueron los fluidos foliculares, que se obtienen por aspiración para extraer los óvulos del ovario y usarlos en las técnicas de reproducción asistida

En este líquido están los ovocitos (óvulos inmaduros) antes de producirse la ovulación. El material de descarte es el que estudiamos y que está compuesto por una mezcla compleja de hormonas, citoquinas (proteínas del sistema inmune), metabolitos y otras proteínas liberadas por células del ovario y que son importantes para la calidad y el desarrollo de los óvulos”, explicó Parborell.

Los investigadores comprobaron que en 91% de los fluidos foliculares de las pacientes post COVID-19 se detectaban anticuerpos IgG contra el SARS-CoV-2. “Es muy poco común observar inmunoglobulinas contra patógenos en los fluidos foliculares. Además, las pacientes con niveles más altos de anticuerpos presentaban un menor número de ovocitos recuperados y maduros”, indicó la científica del CONICET. 

Los investigadores también estimularon un cultivo de células ováricas humanas con los fluidos foliculares y constataron que aquellos procedentes de mujeres que tuvieron COVID-19 producían menos niveles de tres marcadores que favorecen el embarazo: StAR, una proteína clave en la función ovárica; Erβ, un receptor de la hormona o estrógeno β esencial para el desarrollo de óvulo; y VEGF, un factor de crecimiento vascular que promueve la irrigación de las células del ovario. También verificaron un mayor daño genómico en cultivos de células ováricas y endoteliales.

“En conclusión, nuestros resultados describen por primera vez que la infección por SARS-CoV-2 afecta negativamente al microambiente folicular (lo que rodea al ovocito), lo que desregula la función ovárica y afecta la calidad de los ovocitos en las pacientes recuperadas de COVID-19”, indicó Parborell.

Y agregó: “Basados en la experiencia que tenemos en el estudio de la fisiopatología del ovario, es muy posible que el ovario restaure su función a niveles normales luego de un tiempo apropiado. Actualmente, estamos llevando a cabo los experimentos para confirmarlo y establecer el tiempo de recuperación ovárica luego de la infección”.

“Coincido con la doctora Parborell de que podría ser un fenómeno temporal (la alteración de la función ovárica), pero que se revierte bastante pronto”, afirma el también autor del estudio Fernando Neuspiller, médico con una maestría en reproducción en la Universidad de Valencia, en España, director del Centro de Reproducción Asistida IVI y Miembro de SAMER (Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva) y de SAEGRE (Sociedad Argentina de Endocrinología Ginecológica y Reproductiva).

Y agregó: “Aquellas mujeres que tenían COVID-19 o que lo tuvieron les congelamos los óvulos y posteriormente hicimos el tratamiento y la transferencia del óvulo fecundado básicamente para que estén libres de enfermedad desde el día uno. Quizás algo de la función ovárica esté modificado por COVID-19, pero una vez superada impresiona que ese evento, al menos por lo que vemos en los casos que atendemos, se revierte”.

Del trabajo también participaron Yamila Herrero (primera autora del trabajo), Natalia Pascuali, Candela Velázquez, Gonzalo Oubiña y Dalhia Abramovich, del IByME y del CONICET; Vanesa Hauk,  del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (IQUIBICEN), que depende de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA; Ignacio de Zúñiga  y Mariana Gómez Peña, de Pregna Medicina Reproductiva; Gustavo Martínez, de Medicina Reproductiva Fertilis; Mariano Lavolpe, de In Vitro Buenos Aires; Florencia Veiga, del Centro de Reproducción Asistida IVI; y Leopoldina Scotti, del IByME, del CONICET, y del Centro de Investigaciones y Transferencia del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (CITNOBA), del CONICET,  de la Universidad Nacional Noroeste (UNNOBA)  y de la Universidad Nacional de San Antonio de Areco. CyTA-Leloir