El PBI argentino crecería dos años consecutivos por primera vez en más de una década

 

El porcentaje definitivo de 2021 será dado a conocer el 23 de marzo por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

El Producto Bruto Interno (PBI) volvería a crecer en 2022 entre 2,5% y 5%, y de esta manera la Argentina completaría por primera vez en once años dos períodos consecutivos de alza en su actividad económica, destacaron economistas consultados por Télam.

Los analistas proyectaron un crecimiento del producto de entre el 2,5% y el 5%, luego de un alza estimada del 9,7% en 2021 según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) realizado por el Banco Central.

El porcentaje definitivo de 2021 será dado a conocer el 23 de marzo por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Con una previsión de crecimiento del 4% en el proyecto de ley de Presupuesto que fuera rechazado por la oposición, las estimaciones fueron del 5% para el director de la Consultora Sarandí, Sergio Chouza, del 3,9% para la directora de Operaciones de Abeceb, Soledad Pérez Duhalde, y del 2,5% para el economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CACyS), Matías Bolis Wilson.

De esta forma, el PBI no solo superaría el nivel de 2019 sino que también el de 2018 e incluso podría ubicarse a la par del de 2017, en caso de darse el mayor de los crecimientos señalados.

El «arrastre estadístico» que cada año deja al siguiente por la metodología de cálculo entre promedios fue estimado en dos puntos por Pérez Duhalde y entre el 3% y el 3,5% por Chouza, debido al efecto causado por «el congelamiento de mayo y junio» de 2021, cuando el aumento de casos de coronavirus llevó a restablecer algunas restricciones.

Por su lado, Bolis Wilson, menos optimista que sus colegas, previó «un año mediocre, con un crecimiento del 2,5% al 3%».

«Estamos volviendo al mismo lugar y eso no nos sirve con los niveles de pobreza y desempleo que tenemos», agregó el analista.

Pérez Duhalde coincidió en que el crecimiento será «muy magro para lo que necesita la Argentina», y sostuvo que estará liderado por los servicios, la construcción y el consumo de bienes durables.

En cambio Chouza mostró una visión diferente y sostuvo que «mal que mal, la economía está funcionando en plenitud y todo hace pensar que las pocas restricciones que quedan se van a terminar».

«Hoy tenemos una macro dispuesta como para que la actividad se reactive y un tipo de cambio real alto, sin que se prevean saltos dramáticos», apuntó el economista, y agregó que pese a las previsiones de aumentos de tarifas y los recientes ajustes en las tasas de interés, estas dos variables no representarán un obstáculo para las empresas.

Al respecto, exlicó que existe «un esquema de tasa de interés relativamente barata, a diferencia de 2016-2019, cuando había un costo significativo; lo mismo que el costo tarifario, que el año pasado tuvo un aumento significativamente por debajo de la inflación».

La última vez que el PBI había crecido dos años seguidos fue en 2010-2011, con aumentos del 10,4% y 6,1%, respectivamente.

A partir de entonces, hubo una serie de altibajos que dio lugar a la adopción del concepto de «la maldición de los años pares» para diferenciar las caídas del PBI en 2012, 2014 y 2016 de las alzas en 2013, 2015 y 2017.

La mala racha estuvo a punto de ser superada en 2018, año para el que los economistas en general pronosticaban un crecimiento de por lo menos el 3%, pero la crisis financiera y cambiaria de abril obligó a cambiar las proyecciones y concluyó con un descenso del 2,5%.

Luego se quebró la «bendición de los años impares» con la baja del PBI del 1,1% en 2019, en tanto la irrupción de la pandemia derivó en una caída del 9,9% en 2020.

Precisamente, el riesgo de que en 2022 ocurran imprevistos que lleven a repetir la falla de los pronósticos de 2018 fue evaluado por los economistas consultados por Télam.

«Tendría que pasar una catástrofe y no la estoy viendo», sostuvo Chouza, para quien «cerrar o no el capítulo del FMI será determinante, aunque me cuesta pensar que no se cierre».

En ese sentido, consideró que del «anclaje de previsibilidad» que dé el acuerdo dependerá la posibilidad de «dar vuelta la página y pasar a un ordenamiento integral de largo plazo».

Pérez Duhalde coincidió en las bajas probabilidades de «un escenario de no acuerdo», así como de un recrudecimiento de la pandemia, pero recomendó prestar atención a posibles tensiones políticas internas «que podrían afectar la gobernabilidad», además del impacto en el flujo de divisas y el precio de las commodities derivado del conflicto ruso-ucraniano.

«El peor escenario será la combinación de todo eso sin acuerdo con el FMI», acotó la economista, quien estimó que «la probabilidad es baja, pero si todo llegase a darse, el PBI podría caer de un 2% a un 3%».

Bolis Wilson tampoco consideró «demasiado probable» un escenario sin acuerdo con el Fondo y advirtió que «el conflicto entre Rusia y Ucrania aún no está cerrado».

Por último, se refirió a la tasa de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos, donde estimó que «si persiste la aceleración inflacionaria» en ese país «probablemente la tasa suba, quizás no este año, pero sí en 2023», culminó.