Los universos paralelos, una teoría que había anticipado Jorge Luis Borges
«En la obra de Ts’ui Pên, todos los desenlaces ocurren; cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones», dice Jorge Luis Borges en «El jardín de senderos que se bifurcan», el cuento que se adelantó 15 años a la teoría de los universos paralelos o la interpretación de los muchos mundos, elaborada por Hugh Everett en 1957, y que retoma la reciente película «Spider-Man: No Way Home» (Sin camino a casa).
La relación entre ambas ficciones se vuelve evidente en la saga del superhéroe protagonizada por Andrew Garfield, donde si se observa su cuarto con detenimiento se puede llegar a identificar un póster pegado en la pared, detrás de una lámpara roja, donde detalla: «Labyrinths. Selected Stories and other Writings. By Jorge Luis Borges». Es decir, la portada del libro de Borges conocido en habla hispana como Ficciones.
Alberto Rojo, artista, doctor en Física especializado en mecánica cuántica y autor del libro Borges y la Física cuántica (2013), considera que el escritor ya había nombrado de forma adelantada la teoría que luego sería nominada como «Interpretación de Muchos Mundos», de Everett.
«Pude hablar con mucha gente que participó del desarrollo de la teoría y de cómo Borges entra en el canon. Cuando Everett la formuló en 1957 se cree que no sabía de Borges. En ese momento todavía no era muy conocido en el mundo anglo, pero ya estaba traducido y, de hecho, ‘El jardín de senderos que se bifurcan’ es el primer cuento de Borges traducido al inglés», detalló en diálogo con télam.
Luego, cuando se difundió la teoría de muchos mundos -que en un principio tuvo escasa repercusión-, el físico Lane Hughston le comentó a los autores que Borges ya lo había dicho antes.
«En el segundo trabajo de los mundos paralelos, de León N. Cooper, al final del paper el hombre dice que esta idea es la misma que la de Borges, y que una vez más la poesía se adelanta a la ciencia. Además, diez años después se hace una edición de todos los trabajos de los muchos mundos y en el epígrafe está el cuento de Borges», apuntó Rojo.
«Entre el trabajo de Everett y Borges hay ciertos paralelos muy llamativos, al punto que me llevó a mí a pensar si no había leído el cuento. Murió en los ’70. Es muy probable que no lo haya leído: muchas veces las ideas llegan simultáneamente a la ciencia. En este caso, Borges se adelanta 15 años», concluyó.