«Todo tendría sentido si no existiera la muerte», de Tenconi Blanco, en streaming hasta el domingo

 

«Todo tendría sentido si no existiera la muerte», de Tenconi Blanco, en streaming hasta el domingo.

La obra «Todo tendría sentido si no existiera la muerte», escrita y dirigida por Mariano Tenconi Blanco, sobre una maestra a la que en la década del 80 le diagnostican una enfermedad terminal y decide, como último deseo, grabar una película pornográfica junto a sus allegados, está disponible en la sala virtual de Timbre 4 hasta el domingo 14 a las 23, con libre acceso y donaciones voluntarias.

La versión digital de la puesta, estrenada en 2017 e interpretada por Lorena Vega, Maruja Bustamante, Andrea Nussembaum, Juana Rozas, Bruno Giganti y Agustín Rittano, compone una oda de tres horas a la amistad, los deseos, los sueños y la ficción está disponible a través del sitio web del teatro del barrio porteño de Boedo.

«Creo que el teatro es el encuentro, es lo efímero, es eso que sucede allí y solamente allí ese día, en ese momento, con ese grupo de personas actuando y ese grupo de personas mirando», valoró Tenconi Blanco en diálogo con Télam.

Sin embargo, resaltó, que «la emisión de obras online, tiene varios objetivos, todos muy nobles: que el teatro siga existiendo, del modo que se pueda; compartir un trabajo con gente que no pudo verlo (sobre todo que vive fuera de Buenos Aires y ver esta obra, al menos de modo online, le hace mucha ilusión) y ofrecer una fuente de ingreso para los artistas, técnicos de los teatros y salas independientes».

Por eso, si bien la obra puede verse libremente hasta el domingo a las 23, se admiten donaciones voluntarias que serán, en un 50 por ciento para el elenco y el otro 50 para la sala Timbre 4.

«Nuestra actividad se ha detenido en un 100 por ciento, y es necesario poder tener un ingreso. Quien pueda, lo que pueda, es algo muy valioso», dijo Tenconi Blanco.

Con escenografía de Oria Puppo, vestuario de Cecilia Bello Godoy y Johanna Bresque, luces de Matías Sendón, coreografía de Jazmín Titiunik, música de Ian Shifres y musicalización de Tenconi Blanco y asistencia de dirección de Maxi Muti, la puesta mezcla en 180 minutos el amor, el deseo, los sueños, el cuerpo de la mujer como campo de batalla, una novela de iniciación y una despedida.

«Lo primero que cerraron fueron los teatros -añadió- seguían abiertos los gimnasios y no los teatros y así comprobamos lo que ya sabíamos: el teatro no es considerado actividad esencial. Incluso más: la ficción no es esencial. Entonces lo que yo particularmente pienso es que el teatro ha quedado libre de cualquier obligación: con la educación, con la cultura, con la sociedad. El teatro solo debe rendirle cuentas al teatro, porque si no, nadie lo va a hacer».