Le niegan la libertad condicional a un ex policía que mató a su pareja de un balazo en 2010
Un juez de Ejecución de Quilmes le negó la libertad condicional a un ex policía bonaerense que en enero pasado cumplió dos tercios de una condena por el femicidio de su ex pareja, Florencia Albornoz, cometido en 2010, ya que demostró «falta de compromiso» en el tratamiento con abordaje de género al que debía someterse.
Fuentes judiciales informaron hoy que se trata del ex efectivo policial Miguel Ángel Mazo, a quien el titular del Juzgado de Ejecución 2 de Quilmes, Federico Merlini, le negó el pedido de libertad condicional tras un trámite iniciado a fines de 2019 por la familia de Florencia (22).
Según indicaron los voceros, el motivo de la denegatoria se basó en el «incumplimiento y la falta de compromiso» de parte del femicida con los objetivos del tratamiento penitenciario que le habían impuesto, centrados en un abordaje terapéutico vinculado con la perspectiva de género.
El policía, que en ese hecho también mató de dos disparos a un amigo de Albornoz, había sido condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Quilmes a 18 años de prisión por «homicidio con emoción violenta», cuando aún no existía la figura de violencia de género en el Código Penal.
Luego, la defensa del policía apeló la sentencia, y el Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires le redujo la pena a 12 años.
En tanto, Esther Robles, la madre de Florencia, contó en diálogo con Télam que ella y su otra hija, Fernanda, se pusieron en contacto con Merlini antes de que iniciara la feria judicial de verano, cuando tomaron conocimiento de que Mazo estaba en condiciones de recibir la libertad condicional.
«Además, Fernanda supo que él se estaba conectando con algunos conocidos nuestros y les pedía que le contaran cosas de nosotras», dijo, por lo que eligió mudarse del domicilio en el que vive con sus dos nietos, ambos hijos de Florencia, a los que crió desde su asesinato.
Esther comentó además que la más chica de los dos, quien es hija de Mazo y aún era una beba cuando ocurrió el hecho, le pidió «una foto de él, para que si un día se lo encontraba frente a frente, supiera quién era».
En ese contexto y ante la inminente posibilidad de que el femicida pudiera salir de la cárcel, la madre de la víctima consiguió una audiencia con el juez Merlini, con quien se reunió «más de una hora y media» para «contarle cómo era Florencia, cómo eran los chicos, cómo era Mazo y las cosas que le hacía».
«Se lo expliqué porque no estaba en el expediente, y me escuchó, me agradeció y me dijo que escuchar a los familiares de las víctimas es muy importante para él», añadió Esther.
«Mínimamente, que cumpla los quince años que la Justicia le dio, estas son pequeñas cosas con las que una se pone contenta después de pasar semejante dolor», concluyó.
El femicidio de Florencia ocurrió la noche del 17 de enero de 2010, cuando Mazo irrumpió en el departamento que ella había alquilado tras separarse de él, en el que se encontraba con Ernesto Escudero, un compañero de trabajo, y le efectuó dos disparos al joven y otro a ella.
El ex policía escapó del lugar y fue capturado horas más tarde, luego de que una amiga de la víctima, que sabía que él solía perseguirla y amenazarla, la fuera a buscar al domicilio porque no se había presentado a trabajar y tampoco contestaba los llamadas a su teléfono celular.
De acuerdo a la madre de Florencia, la violencia que Mazo ejercía sobre su hija había comenzado a escalar desde que años antes él la obligara, a punta de pistola, a tomar una pastilla abortiva al enterarse de que estaba embarazada.
Esther también sostiene que el hombre la golpeaba y que todo cambió en 2009, cuando una noche, mientras ella dormía con su primer hijo, la quiso sacar de la cama amenazándola con el arma y disparó un balazo que hirió al nene en el pie.
Tras el episodio, Florencia se fue a vivir con sus hijos a la casa de su madre y, luego de conseguir un trabajo en un puesto de diarios del centro de Quilmes, alquiló el departamento en el que fue asesinada.