La Bristol del conurbano

 

Con la llegada del ferrocarril, en 1872, y del tranvía que conectaba la estación con la Ribera, un año más tarde, la costa de Quilmes se convirtió en un tradicional destino para los visitantes de la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

En 1911 se iniciaron las obras para la construcción del que fuera el primer balneario de la República Argentina.Para el año 1915, se agregaron la rambla y las instalaciones del balneario. Aquí funcionó el primer biógrafo del país, un cine al aire libre, cuya pantalla estaba montada sobre pilotes de hierro en la playa.

La ciudad se terminaría de consolidar como lugar turístico. Durante todos esos años, Quilmes fue un sitio de veraneo frecuentado por la alta sociedad porteña. Era el destino de todos aquellos que, por diversas razones, no podían concurrir a otros balnearios más alejados.

En la actualidad, y a pesar de la creciente contaminación del río, quedó atrás aquella época de esplendor.

A pesar de esto, miles de personas de la zona sur del Gran Buenos Aires y que por diversas razones no viajan de vacaciones la eligen como lugar de veraneo o para pasar los fines de semana, paliar las altas temperaturas de verano o tomar unos mates al frescor de la brisa