Crisis laboral en el día del trabajador
En medio de una situación compleja de despidos del sector público y privado, de empresas que cierran o se convierten en importadoras deshaciéndose de sus trabajadores, y de una creciente crisis laboral, llegase conmemora un nuevo Día del Trabajador, que casualmente recuerda la conquista de derechos por parte de la clase trabajadora, reconocidos mundialmente.
Pero el contexto argentino esta vez es ciertamente diferente: una reforma laboral que avanza sobre los derechos de los trabajadores, impulsada nacionalmente, que decide flexibilizar las indemnizaciones y los contratos, quitando derechos; un sector público que se achica progresivamente y que deja otra vez deja en manos privadas los derechos de los que debería ser garante y un sector privado que plagado de PyMES se ve asfixiado por las tarifas y la presión impositiva.
La crisis golpea fuerte a quienes menos tienen: la clase trabajadora. La mano de obra barata es la solución que plantea el gobierno, pero el precio de esa mano de obra son los derechos y las libertades individuales.
El retroceso en materia laboral es visible: los salarios se reducen a manos de una inflación creciente. Incluso los índices menos creíbles por la opinión pública hablan de una inflación que le gana de los salarios (públicos y privados), y que golpea a la clase media.
El mismo día del trabajador en el cual el presidente Mauricio Macri, saluda desde una estación de bomberos voluntarios que seguramente para poder llegar a fin de mes tienen otro trabajo, porque está comprobado que es uno de los trabajos menos remunerados.
Mientras tanto, los sindicatos aún dormidos miran para otro lado, no deponen diferencias políticas de cartel para defender a sus afiliados y mueren los reclamos a manos de los grandes medios de comunicación que tienen su propio plan y su propia historia.
Argentina no es una casualidad en el mundo, se enmarca en un plano regional, en el cual el presidente de los trabajadores Brasileño, Luis Ignacio Lula da Silva, por citar un ejemplo, está preso por “presunción de culpabilidad”, aunque pueda probar su inocencia.
La crisis laboral alcanza a los países de la región y se cierne sobre el nuestro, en el que además la crisis de representación política e institucional no se queda atrás y pone su cuota. Un 1 de mayo que no encuentra el rumbo y que pide a gritos un viraje de timón de las políticas económicas.