La provincia de Buenos Aires en el ojo de la tormenta
La polémica provincial se agudiza al tiempo que crecen las tensiones al interior de la política. Lo cierto es que nuevamente, no dan inicio las clases en las escuelas bonaerenses y la situación de los chicos cada vez es más desesperante. En este contexto, la gobernadora, María Eugenia Vidal, anunció el cierre de escuelas rurales, de programas (como el FINES que da término a la escuela secundaria para aquellos que no pudieron terminar sus estudios), y no puede llegar a un acuerdo en la paritaria docente con los gremios.
Según múltiples comunicados del Frente Gremial Docente, la oferta salarial, del 15 por ciento en tres tramos sin cláusula gatillo, los pone en una situación innegociable, “no solo no estarían recuperando el poder adquisitivo perdido en los últimos años, sino que se aleja de la proyección que incluso las consultoras privadas amigas del gobierno hacen para el año en curso”.
Las consultoras privadas luego de la inflación creciente del primer trimestre han pronosticado, una interanual del 20 (en el mejor de los casos), al 26 por ciento. La suba del dólar también alarma. Históricamente no se ha podido lograr que las subas en la moneda no se trasladen a los precios y al consumo.
En este contexto, la vara del ajuste, vuelve a caer sobre las cabezas de la comunidad educativa en su conjunto. Muchos gremios que hasta ahora no han arribado la discusión paritaria ven la sombra de la discusión docente en la cabeza. Lo cierto es que normalmente el acuerdo de la paritaria docente en la provincia de Buenos Aires, define el límite de salario de los estatales bonaerenses e incluso de los municipales, o el límite de negociación.
Más allá de los esfuerzos distritales de algunos municipios que con la esperanza de que las negociaciones no fracasen continúan su trabajo, la soberbia nacional y provincial no escuchan claramente los reclamos de los sectores y la tensión social vuelve a proporcionar escenarios de calles repletas de vecinos que no pueden seguir esperando.
La provincia, el principal distrito del país, se recalienta. El país sigue en el mismo camino: las nuevas manifestaciones populares son las que hablan por sí solas. Unos proponen cercenarlas, otros hacer oídos sordos, pero lo cierto es que están ahí, lo cierto es que se escuchan, cada vez en más lugares diversos, cada vez de más formas diferentes, pero con una consigna clara: el avance del descontento, no retrocede.