La crisis ecológica se politiza en EEUU, Canadá y México
A medida que se aproximan las elecciones presidenciales en Estados Unidos, más aparece en primer plano la problemática ecológica con iniciativas encabezadas por el presidente Barack Obama.
Cuando el 8 de noviembre próximo se defina su sucesor en la Casa Blanca, el candidato triunfante -sea demócrata o republicano- se encontrará con políticas «verdes» delineadas de modo regional con matices muy precisos.
Algunos de esos parámetros tomaron estado público durante el pasado 29 de junio, cuando Obama se reunió en Ottawa con los jefes de Estado de México y Canadá para proclamar una Alianza Norteamericana sobre Clima, Energía y Medio Ambiente.
El acuerdo de eco-cooperación no posee carácter vinculante, y consiste en una serie de promesas para alcanzar el objetivo de generar el 50 por ciento de la energía eléctrica regional mediante fuentes «limpias» hacia el año 2025.
El nivel actual ronda un promedio del 31 por ciento en Estados Unidos, donde la electricidad proviene hoy de fuentes no emisoras de gases carbónicos.
Ello incluye un 20 por ciento de energía nuclear, y un 11 por ciento de fuentes hidroeléctricas, eólicas y solares; en tanto la hidroelectricidad es la fuente energética principal de Canadá (60 por ciento de su consumo).
La llamada «energía limpia» constituye el 22 por ciento de la electricidad de México, y los tres países se han comprometido a reducir sus emisiones de gases nocivos según los compromisos firmados en diciembre pasado durante la Cumbre de París.
El plan de Barack Obama postula alcanzar tales metas «mediante el desarrollo y el despliegue de energía limpia, innovación en energía renovable y eficiencia energética».
En el frente interno, su llamado «Clean Power Plan» (Plan de Energía Limpia) sufrió un traspié jurídico en febrero pasado cuando la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos frenó el trámite parlamentario pertinente.
Esa traba implicó una victoria de 27 estados de la Unión (en total son 50), en su mayoría gobernados por el partido Republicano y sensibles a los grupos de presión de los intereses carboníferos y mineros.
El documento firmado ahora por el trío de mandatarios puntualiza que «juntos, estimamos que el desarrollo de políticas y proyectos actuales y futuros para alcanzar dicha meta creará miles de empleos limpios y apoyará nuestra visión de una economía de crecimiento limpio».
México también se ha sumado a Estados Unidos y Canadá en el compromiso de reducir las emisiones de gas metano, de los sectores de gas y petróleo, en un 40 a 45 por ciento para el año 2025, meta nacional para atenuar el efecto invernadero.
Las tres naciones han prometido delinear nuevas regulaciones federales para reducir las emisiones de fuentes actuales y nuevas en gas y petróleo, así como también una estrategia regional sobre agricultura y manejo de desperdicios domésticos.
Michael Gerrard, director del Centro Sabin sobre Cambio Climático de la Universidad de Columbia, sostuvo que «en una época donde otras partes del mundo se están despedazando, estimula ver este esfuerzo unificado en América del Norte.
Durante los últimos dos años, el presidente Obama ha promovido políticas de este carácter, incluido un video que diseminó por YouTube diciendo que «el cambio climático no es un problema para otra generación, ya no, y me niego a condenar a nuestros hijos y nietos a un planeta imposible de arreglar».
Los observadores en Washington han comentado que el plan de Obama, considerado como pieza clave de su agenda contra el cambio climático, va a enfrentar una dura resistencia de la oposición republicana, de la industria del carbón, y de los estados más dependientes de esa fuente energética.
En este álgido debate ha terciado el precandidato presidencial demócrata Bernie Sanders, mediante un artículo publicado por el diario The New York Times bajo el título «Es preciso que los demócratas despierten».
En tal línea postuló: «Seamos claros, la economía global no está funcionando para la mayoría de la gente en nuestro país y en el mundo. Se trata de un modelo económico desarrollado por la élite económica para beneficiar a la élite económica. Precisamos un cambio real».
Y añadió: «Tenemos que crear decenas de millones de empleos en todo el mundo mediante el combate al cambio climático y transformando el sistema energético global apartándolo de los combustibles fósiles».
«Necesitamos esfuerzos internacionales para recortar el gasto militar alrededor del globo y enfrentar las causas de la guerra, la pobreza, el odio, la desesperanza y la ignorancia», señaló Sanders en otro tramo de su escrito.
El texto finalizaba así: «Es preciso que pongamos en claro que estamos con los que luchan y han quedado atrás. Debemos crear economías globales que funcionen para todos y no apenas para un puñado de billonarios».