Una buena receta

Una buena receta de entretenimiento fácil, fugaz y predecible del mismo guionista de El viaje de diez metros y La jugada maestra, Steven Knight.

Bradley Cooper interpreta a Adam Jones, uno de los chefs más renombrados de París y quien, después de caer en la drogas, lo pierde todo. Luego de pasar un tiempo sobrio decide reivindicarse en Londres, recuperar su fama y la admiración y respeto de los comensales: recluta uno a uno a un equipo de expertos en la cocina (al estilo de George Clooney en La gran estafa) y se propone conseguir su tercera estrella Michelin (la más alta distinción de calidad, creatividad y distinción de los platillos en un establecimiento gastronómico).

Una buena receta se suma a la lista de películas de comida que te hacen babear, como El viaje de diez metros, Como agua para chocolate Rataouille. La forma en cómo se ven los platillos te contagia las ganas de querer volverte un chef o, por lo menos, de tener hambre, pero, a diferencia de las otras películas, ésta está construida de tal manera que muestra la perfección, el ritmo y la determinación en una cocina, pero no esa relación de admiración y amor entre la comida y el cocinero. Las escenas en las que los personajes están degustando la comida, comprándola o preparándola, van rápido y no se detienen en los gestos de placer y en lo que significa que el tiempo se detenga cuando se está disfrutando un platillo, a lo que te transportan esos orgasmos culinarios. Seguro todos hemos pasado por ello y es un momento sublime.

El soundtrack de la película ayuda a destacar este ritmo intenso y estresante que se vive en la cocina y para ello, entre otras canciones, se reusaron elementos musicales compuestos para Donnie Darko, «Cellar Door» y «Gretchen Ross» del compositor Michael Andrews.

La película cuenta con un reparto estelar: Bradley Cooper, Sienna Miller, Daniel Brühl, Emma Thompson, Omar Sy, Uma Thurman y Alicia Vikander (éstas dos últimas sólo salen un par de minutos a cuadro). La aparición de todas estas personalidades se justifica con una historia conectada y un buen ensamble, sus participaciones no están puestas sólo para llenar un póster con nombres famosos del medio y así vender la película. Pero lo cierto también es que Bradley Cooper (quien tiene una agradable pronunciación del francés) y Sienna Miller pudieron haber cargado solos con la película sin necesidad de personalidades conocidas. En otras palabras, la presencia de actores renombrados en los papeles secundarios no molesta, pero tampoco es crucial.

La trama es muy idílica, los conflictos se resuelven de manera rápida y predecible y aun cuando los personajes se topan con algunos obstáculos, todo sale bien. Y aclaro, esto no es un punto bueno o malo, sólo hay que destacar que ésta no es una película con vueltas de tuerca, con reflexiones profundas o algo que te deje pensando por muchos días. Es una cinta entretenida, para que el asistente disfrute sin tener que sufrir por el destino de los personajes y para salir con ganas de ir a un restaurante.