Conspiración y poder

Un cautivador drama de vida real, a la altura de las grandes producciones fílmicas sobre investigaciones periodísticas.

Ésta puede ser la segunda gran película sobre un caso periodístico real que veamos en esta época, solamente opacada por el éxito reciente de En primera plana en los premios Oscar. Con casi la misma intensidad, todo el rigor de la actualidad, nuevamente un caso de corrupción política muy serio llega a las pantallas en clave de ficción.

Con su insuperable talento, Cate Blanchet domina prácticamente todas las escenas, dando vida a Mary Mapes, una productora de noticias de la vida real que desafortunadamente se encontró con un caso difícil de resolver en torno a los detalles del polémico servicio militar que en su juventud practicara (o no, como lo plantean en esta historia), el expresidente Bush. Como las mejores tramas periodísticas lo han demostrado, una noticia se elabora en equipo. En este caso, igual que en En primera plana, se conforma solamente de verdaderas estrellas: Dennis Quaid, en el papel del Tte. Coronel Roger Charles un exmilitar dispuesto a colaborar en la investigación; Elisabeth Moss, como Lucy Scott, miembro del equipo y profesora de periodismo a nivel universitario; Topher Grace, como el joven entusiasta y guerrillero de la noticia Mike Smith; y Robert Redford, como la cara de la noticia, Dan Rather.

La película está basada en el libro que la misma Mapes escribió, y que da cuenta de los hechos que provocaron el juicio que la llevó a poner en riesgo su trabajo. La película solamente abusa de algunas convenciones de sentimentalismo de las que En primera plana sí consigue salvarse, como un exceso de música y diálogos explicativos.

Por lo demás, es un atrapante drama, a la altura de excelentes películas que incluyen al título mexicano no muy lejano de La dictadura perfecta, además de toda la morbosa carga de estar basada en hechos reales. No persigue ningún tipo de parodia ni denuncia, se muestra imparcial ante los errores de todas las partes y es muy clara en su planteamiento de la justicia: todo sistema es arreglado.

Además del excelente elenco principal, en papeles secundarios encontramos a otros grandes actores del cine estadounidense, como Dermot Mulroney y John Benjamin Hickey, deslumbrante como el achicado esposo de la protagonista, contenido y respuetuoso pero dispuesto a explotar si a su esposa la amenazan. Él único punto verdaderamente débil de la trama: por momentos parece que lo que se busca es perdonar a la propia autora de la historia. Pero, para entonces, los espectadores ya hemos sido atrapados por la intensidad del drama.