El alcohol, incluso en pequeñas dosis, es tóxico para el organismo y puede desencadenar arritmias cardíacas, como la fibrilación auricular, especialmente si las celebraciones se prolongan.
En Estados Unidos, el ‘Holiday Heart’ o ‘corazón de vacaciones’ describe un fenómeno donde más personas experimentan infartos entre Navidad y Año Nuevo.
La fibrilación auricular, un trastorno del ritmo cardíaco, aumenta el riesgo de ictus y se ha vinculado con la demencia y la insuficiencia cardíaca.
Un estudio revela que incluso una bebida alcohólica al día puede aumentar el riesgo de fibrilación auricular en un 16%, siendo este un peligro inminente durante las festividades.
Factores de riesgo adicionales incluyen la edad avanzada, obesidad, antecedentes familiares y altura, con personas mayores de 80 años enfrentando un 10% de posibilidades de padecer fibrilación auricular.
Los síntomas pueden variar, desde palpitaciones hasta dolor torácico, y la detección temprana puede realizarse mediante electrocardiogramas o incluso relojes inteligentes con pulsómetro.
En medio de las celebraciones, es crucial moderar el consumo de alcohol y prestar atención a posibles síntomas cardíacos para garantizar una temporada festiva segura y saludable.