Una nueva droga para el cáncer de mama disminuye en un 30% el riesgo de recurrencia
Se trata del abemaciclib, un inhibidor de ciclinas, que se adiciona a los tratamientos habituales de cirugía, radioterapia y hormonoterapia durante dos años.
Un nuevo tratamiento para tratar el cáncer de mama de manera temprana inhibe el ciclo celular y la proliferación del cáncer mamario otorgando una mejor calidad de vida y disminuyendo en un 30% el riesgo de recurrencia, informaron especialistas.
«El abemaciclib, que es un inhibidor de ciclinas, se adiciona a los tratamientos habituales de cirugía, radioterapia y hormonoterapia durante dos años. Lo que hemos visto es que, en un subgrupo de pacientes de alto riesgo, disminuye un 30% el riesgo de recurrencia», explicó Valeria Cáceres, jefa de departamento de Oncología Clínica del Instituto de Oncología Ángel H Roffo.
En diálogo con Télam, la especialista detalló que este nuevo medicamento lo que hace es «detener el ciclo celular» y, de esta manera, pone a la célula en situación de quietud para que no se siga replicando.
«Son puntualmente drogas que se llaman “inhibidores de ciclinas”, que son proteínas que intervienen en la duplicación celular y existen tres tipos (abemaciclib, palbociclib y el ribociclib), pero la única que demostró beneficio en enfermedad temprana, es decir en enfermedad que todavía no se diseminó hacia otros órganos, es el abemaciclib», agregó.
Además, Cáceres indicó que el cáncer de mama es un grupo heterogéneo de enfermedades que en el 70% se llaman enfermedades luminales, que son aquellas que expresan receptores a las hormonas, mientras que un 15% son HER2 positivas, y un 15% son triple negativas.
Para los pacientes que tienen enfermedad luminal, que son las que expresan receptores a las hormonas, el tratamiento habitual es la cirugía, la radioterapia, a veces se puede necesitar quimioterapia, y tratamiento hormonal.
«Estas pacientes, en general, tienen un muy buen pronóstico y la probabilidad de recurrencia es de un 5% a 15%. Sin embargo, hay un subgrupo de estas pacientes que tienen una enfermedad más agresiva, en donde pueden tener hasta un 40% de chances de recurrencia de enfermedad», detalló.
«Abemaciclib es una droga nueva que, sumada a la terapia hormonal, durante los dos primeros años de la terapia disminuye el número de recaídas, si comparamos con terapia hormonal sola. Se usa en pacientes con cáncer de mama con receptores positivos y HER2 negativos que, por otra parte, es el tipo más frecuente de cáncer de mama, y además de alto riesgo», dijo a Télam Victoria Costanzo, oncóloga del Servicio de Oncología Clínica Mamaria del Instituto Alexander Fleming.
La especialista explicó que el abemaciclib se diferencia de los demás tratamientos porque integra el grupo de lo que se conoce como «terapias dirigidas», que son las terapias más modernas en oncología, en donde se encuentra una alteración molecular responsable del crecimiento de un tipo de cáncer y la terapia oncológica va dirigida a esa afectación.
«Esa es la enorme diferencia con otras terapias más antiguas, como la quimioterapia. La afectividad de la medicación es mayor porque está dirigida a una alteración. Además, la toxicidad es menor, porque su foco de acción es uno y afecta mucho menos a las células normales», explicó.
Esta medicación está destinada a pacientes con cáncer de mama con receptores hormonales positivos y HER2 negativos, el principal tipo de cáncer de mama: «un 75% de los casos de cáncer de mama corresponden a este subtipo, y con altos riesgos de recaídas en el diagnóstico inicial», agregó Costanzo.
El abemaciclib está dirigido a mujeres con ganglios axilares comprometidos (cuatro o más), o de uno a tres con características de diagnóstico inicial que hacen presumir que su riesgo de recaída es alto.
«Es una terapia oral con estricto control médico, la administra la paciente en su casa, si bien tiene su principal efecto adverso en lo clínico, es absolutamente manejable. No da caída de pelo, ni náuseas o vómitos», indicó.
«La mayoría de los casos de cáncer de mama son esporádicos, es decir, no tienen relación con antecedentes o herencia, y no podemos evitar que suceda. Lo que sí podemos evitar es la ocurrencia de una enfermedad invasora o detectarlo en un estadio precoz donde sea curable, y con la menor agresión médica posible», concluyó la oncóloga.