Ingesta de azúcar: ¿Estás abusando de su consumo?
Caries, problemas en la piel y cansancio son algunas de las consecuencias que se hacen explícitas en los cuerpos tras el exceso de azúcar. Limitar su consumo se torna esencial, según los expertos, para una vida más saludable.
En los últimos años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre el consumo excesivo de azúcar y fijó una recomendación máxima de consumo diario de 48 gramos, contando tanto los azúcares presentes de forma natural en algunos alimentos como la añadida durante la fabricación y preparación de otros comestibles.
Esto equivale a no más de 12 cucharaditas, en función de que el azúcar no supere el 10% de las calorías diarias consumidas, considerando una dieta estándar de 2.000 calorías por día. No obstante, el control de su ingesta requiere de una plena atención de la persona consumidora, ya que hay una gran cantidad de alimentos elabrados que contienen índices elevados de azúcar.
Por ejemplo, la OMS alertó que una cucharada de kétchup contiene unos 4 gramos de azúcar (aproximadamente una cucharada de café), mientras que una sola lata de gaseosa endulzado con azúcar contiene hasta 40 gramos (unas 10 cucharadas de café) de azúcar.
Los límites a su ingesta es un desafío sanitario mundial, ya que su consumo excesivo es causante de severos daños a la salud y pone al cuerpo en alerta de varias maneras. Estas son las cinco formas en las que puede afectarte:
Caries
Las enfermedades bucodentales son producto de diversos factores de riesgo modificables, como la ingesta de azúcar, el consumo de tabaco y de alcohol, la higiene deficiente y determinantes sociales y comerciales. Ante la ingesta de azúcar, las bacterias bucales se vuelven más activas, se multiplican y forman una placa en la superficie de los dientes. Esta película adherente produce ácido que disuelve los minerales que cubren la parte externa del diente, generando la formación de pequeños agujeros o un aumento de la porosidad del diente.
Obesidad
El consumo excesivo de azúcar es uno de los determinantes de la epidemia de obesidad que afecta al mundo, la cual trae como consecuencia diabetes e hipertensión arterial. A su vez, estas dos últimas producen enfermedades cardiovasculares (como infartos y accidentes cerebrovasculares) e insuficiencia renal crónica.
El azúcar se transforma en glucosa cuando llega al cuerpo. Cuando comemos demasiada cantidad, la insulina producida por el páncreas y cuya función es mantener los niveles de azúcar en la sangre estables, transfiere el exceso de azúcar a las células. En personas con una vida sedentaria, solo una pequeña parte ya sirve como almacén de energía y la mayor parte se transformará en reservas de grasa.
Problemas en la piel
El azúcar conduce a una mayor producción de sebo y puede promover problemas de la piel, como acné o eczema. En un estudio realizado con 2.300 adolescentes se demostró, por ejemplo, que los que consumen más cantidad de azúcar añadido tienen un 30% de riesgo mayor de desarrollar acné.
Otras investigaciones han relacionado el exceso de azúcar con la dificultad para la reparación del colágeno, la proteína que mantiene la piel. Una dieta excesivamente dulce puede llegar a reducir la elasticidad y fomentar la aparición de las arrugas prematuras.
Conducta adictiva
Cuando ingerimos azúcar el páncreas segrega insulina, lo que permite que el azúcar penetre en las células y promueve la penetración de L-triptófano en el cerebro, un aminoácido usado en la producción de serotonina, un neurotransmisor que crea una sensación de bienestar.
Una investigación publicada en Neuroscience & Biobehavioral Reviews señaló en 2008 que cuando se les daba a las ratas acceso ilimitado al azúcar, estas presentaba cuatro signos de adicción: atracón, abstinencia, ansia y una posible puerta de entrada para otras sustancias.
Fatiga y cansancio
La falta de energía es una señal de que hay demasiada azúcar en la sangre. Aunque los alimentos con alto contenido de azúcar añadido aumentan rápidamente los niveles de azúcar en la sangre y de insulina, lo que lleva a un aumento de la energía, esto es fugaz y temporal porque cae en picado.
Los productos cargados de azúcar carecen de proteínas, fibra o grasa y conducen a un breve aumento de energía seguido de una fuerte caída de azúcar en la sangre. Además, en la mayoría de los casos, los alimentos con alto contenido de azúcar desplazan a los integrales y contribuyen a deficiencias nutricionales, según la Asociación Americana del Corazón (AHA).
Si bien es indispensable la plena consciencia de las personas a la hora de seleccionar las comidas, diversos especialistas señalan que el diseño y la aplicación de políticas públicas para reducir el consumo de bebidas azucaras y otros alimentos no saludables, como la creación de impuestos o la ley de etiquetado frontal, se presentan como medidas urgentes para la protección y la promoción del derecho a la alimentación y a la salud.