El padre de Thomsen dijo que su hijo «está pagando» con el encierro y pidió por «el debido proceso»
A cuatro meses del asesinato de Fernando Báez Sosa, el padre de Máximo Thomsen, uno de los rugbiers detenidos por el crimen, aseguró hoy que es consciente «del dolor» que padecen los padres de la víctima y que intentó comunicarse con ellos “en varias oportunidades”, al tiempo que pidió que en la causa se cumpla «con el debido proceso», ya que teme «que no se haga justicia» debido a la trascendencia «mediática» del caso.
En diálogo con Télam, Javier Thomsen, padre de Máximo (20), dijo que su hijo «está pagando, privado de su libertad» y contó que a él y a los otros siete detenidos por el hecho «les gritan asesinos” cada vez que salen al patio de la Alcaidía La Plata 3, en Melchor Romero, donde se encuentran alojados desde el pasado 13 de marzo, cuando se los trasladó para ser sometidos a estudios psicológicos y psiquiátricos ordenados por el juez de Garantías de la causa, David Mancinelli.
Además, contó que ni Máximo ni Ciro Pertossi (19), Blas Cinalli (18), Enzo Comelli (19), Ayrton Viollaz (20), Luciano Pertossi (18), Matías Benicelli (20) y Lucas Pertossi (20), tienen en su poder teléfonos celulares como muchos de los detenidos en esa unidad.
Sin embargo, el hombre reconoció que puede hablar con su hijo una hora por día, ya que los rugbiers tienen acceso al teléfono de la alcaidía para que cualquiera de los detenidos en ese sector se pueda comunicar con su familia.
«Los chicos no pueden acceder a algunos objetos por la presión mediática que hay contra ellos. Todos tienen celulares menos ellos”, expresó el hombre, quien agregó que los ocho están alojados juntos en el mismo sector, en celdas de a dos, «en una alcaidía donde todas las personas están procesadas sin condena y no tienen contacto visual con otros presos».
Thomsen dijo que si bien es consciente de lo sucedido el 18 de enero último frente al boliche Le Brique de Villa Gesell, y del dolor de Silvano y Graciela, padres de Fernando, manifestó que también a las familias de los acusados les cambió la vida “para siempre”.
“Fue una noche trágica, acompaño el dolor de los padres de Fernando, pero la vida de estos diez chicos y la de sus familias, también cambió para siempre”, remarcó.
“El mayor miedo que tengo es que no se haga justicia por la presión mediática, porque el morbo vende y los derechos se pierden por la presión mediática o la opinión pública”, opinó Thomsen.
Por tal motivo, pidió que su hijo y los otros nueve imputados -dos de los cuales se encuentran excarcelados- cuenten con el «debido proceso», ya que “se merecen que la justicia actúe como con cualquier ser humano”.
“Hoy se cumplen cuatro meses y todavía esto no empezó», agregó el padre del rugbier procesado como coautor de “homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”, al asegurar que los jóvenes “están ilegalmente detenidos porque no tuvieron el justo proceso desde el inicio”.
Al recordar cómo era la vida de su hijo antes del crimen de Villa Gesell, Thomsen manifestó: “Él estaba estudiando educación física, estaba preparando una carrera bárbara en su equipo de rugby. Encima era la última semana de vacaciones porque ya tenía que empezar con todas las actividades que hacía”.
El hombre dijo que desde que inició la cuarentena para la prevención del coronavirus no pudo ir a visitar a Máximo pero que habla por teléfono.
Por último, se refirió a los padres de Fernando y reconoció que intentó comunicarse con ellos pero no logró hacerlo.
“Yo llamé varias veces a los padres de Fernando. Cada vez que sonaba el teléfono era un dolor enorme. La situación era llorar todo el tiempo. Nunca me atendieron y una vez dejé un mensaje”, recordó.
Y agregó: “Si alguna vez pudiera hablar lo haría sin que se entere nadie y sin que haya intermediarios. Me gustaría que sea algo íntimo, de persona a persona”.
El crimen de Fernando se produjo cerca de las 4.40 de la madrugada del sábado 18 de enero frente al boliche Le Brique, en pleno centro de Villa Gesell, cuando el joven fue atacado a patadas y trompadas por varias personas.
El ataque quedó filmado por cámaras de seguridad y teléfonos celulares, por lo que horas después fueron detenidos como autores del crimen diez rugbiers que se hallaban de vacaciones y se alojaban en una casa cercana al boliche.
Los ocho rugbiers detenidos en Melchor Romero quedaron imputados por “homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas” de Fernando y por las “lesiones” que sufrieron sus amigos.
En tanto, como «partícipes necesarios» de esos delitos están acusados, aunque en libertad, Juan Pedro Guarino (19) y Alejo Milanesi (19).