Burzaco: Se llevó a cabo la Kermese de Invierno
La colectividad japonesa que está instalada principalmente en Almirante Brown (Burzaco, donde reside la mayoría, Adrogué, Longchamps y Glew), es la más numerosa de la zona sur.
En la sede de la Asociación Japonesa, situada en Boulevard Colón 985, es donde se reúne la mayoría de ellos ya que la entidad cuenta con más de 800 socios. En el país, la colectividad llega a unas 50 mil personas, la importancia que tiene para esta comunidad la conservación de su milenaria cultura, es fundamental. Es por ello que, tanto dentro como fuera de la Asociación, la vida transcurre normalmente, aunque resistiéndose a adoptar los tiempos apresurados de los argentinos y a diferencia de éstos, con gran puntualidad horaria. A esto se suma un gran respeto por los mayores, la ética y las buenas costumbres.
Esa especie de ley natural corre tanto para los Issei (se denomina así a todos los nacidos en Japón) como para los Nikkei (que refiere a los descendientes de japoneses nacidos fuera de su país de origen). Como en toda colectividad, sus pioneros consideraban que, a pesar de provenir de un país tan distante como Japón, tenían el deber de mantener vivas sus ritos y costumbres. Así, se comenzaron a realizar reuniones en las que disfrutaban recordando las cosas que habían dejado en su país. Luego nació la iniciativa de fundar la Escuela Japonesa para mantener las costumbres y el idioma, y más tarde, en 1951, ya con personería jurídica, el Club Japonés Burzaco, hoy conocido como Asociación Japonesa de Burzaco. Hoy día, la escuela imparte la enseñanza del idioma japonés, no sólo para los miembros de la comunidad sino también para los argentinos.
A los chicos, además de la lengua, se les da clase de arte (como el Origami, una técnica de arte japonés que consiste en el plegado de papel para obtener figuras), deporte (atletismo) y el aprendizaje de las costumbres. También es fundamental la espiritualidad, a pesar que la mayoría de los descendientes son católicos, siguen siendo regidos por la religión no teísta del budismo. Dan muchísima importancia a los velatorios. A los 49 días del fallecimiento se realiza una misa tal como establece el budismo, ofrendando un incienso encendido.
Si bien los nuevos descendientes pasan menos tiempo en la colectividad que sus mayores, una vez avanzados en edad toman conciencia sobre sus raíces a fin de regalarle a sus propios hijos lo mismo que sus padres les regalaron a ellos: una identidad, una cultura y una historia. Por supuesto que dentro de las tradiciones y la cultura, los Nikkei que viven en nuestro país también conservan las celebraciones y las delicias típicas de su país. Mantienen las reuniones y las comidas, como el célebre Sashimi, pescado crudo rociado con salsa de soja, limón y jengibre; el Sushi, el arrollado hecho con algas, arroz, pescado y verdura; y el Udón, una sopa típica de fideos, con pedacitos de pollo, queso de soja, verduras y huevos.
Con respecto a las celebraciones, las más importantes son el Sukiyaki, una comida que se hace en una ceremonia simbólica para agasajar a las personas mayores a los 70 años y la Kermese que se realiza dos veces al año en la Asociación. Este domingo 1 de julio se llevó a cabo la Kermese de Invierno. Allí, con entrada libre y gratuita se pudieron degustar comidas típicas japonesas pero también hamburguesas, empanadas y choripán. Además se pudo disfrutar del recorrido por el paseo de compras, donde se podía encontrar plantas de interior y exterior, artesanías japonesas, objetos tradicionales de porcelana, muñecos Daruma, muñecas Kokeshi y hasta artículos de Manga y Animé.
Pero sin duda lo más destacado fueron la demostración de la cultura japonesa, las clases de origami (plegado de papel) y de manejo del Ohashi (palitos japoneses), el deslumbrante show artístico y el tradicional sorteo del automóvil Nissan Versa 0 Km.