Desindustrialización en Argentina: El duro impacto en las empresas y el empleo

El retroceso en la cadena de valor productiva es notorio, con impacto en la cantidad y calidad de empleo. Ausencia de visión de desarrollo, escasas inversiones, baja participación internacional y economía volátil son algunas de las causas de este desplome que se acentúa con el actual modelo de ajuste libertario y la apertura importadora.

n un contexto de recesión económica, con efecto inmediato en el conjunto de las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs) nacionales, se vuelve imperioso conocer la actualidad de las empresas industriales en el país, uno de los sectores donde recae mayormente el peso del ajuste. Si a esto se suma el combo de la apertura importadora, el presente se vuelve sinuoso y la desindustrialización en Argentina se profundiza.

Repasando la historia, Argentina atraviesa hace tiempo un fuerte proceso de desindustrialización que lleva años erosionando la cadena de valor productiva. Si bien este sector acompaña los periodos de crecimiento, en épocas de crisis es el que siente el doble las consecuencias de políticas que, según analistas, están orientadas a sostener el status quo del poder concentrado, a costa de desproteger el principal motor del desarrollo nacional: la industria.

Las cifras detrás del desplome industrial

Para ilustrar esta grave realidad, los números son contundentes. El total de empresas manufactureras pasó de 125.849 en 1973 a solo 36.345 en 2019. A su vez, la mano de obra industrial, en el mismo periodo analizado, se redujo de $1.523.869$ a $1.006.700$ empleados.

Aunque hubo una leve recuperación en la mano de obra industrial respecto a las cifras de 2003, impulsada por los periodos de gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, el declive estructural es innegable.

Otros datos clave que se desprenden del análisis pormenorizado y grafican la debilidad de la base productiva argentina:

  • Composición Empresarial: El $86\%$ de las unidades son cuentapropistas, y solo el $14\%$ son empresas y organizaciones de la sociedad civil. De este último porcentaje, el $12,5\%$ son “establecimientos productivos” formales.

  • Estructura Productiva: La relación entre la producción de servicios (reales y financieros) y de bienes (agricultura, manufactura, construcción y minería) es de $72,90\%$ y $27,1\%$ respectivamente, un claro predominio de los servicios sobre los sectores productores de bienes.

  • Concentración Laboral: Solo 3.500 firmas ($1\%$ del total de empresas) generan $2.290.076$ puestos de trabajo ($44\%$ del total del mercado laboral), evidenciando una alta concentración de la capacidad empleadora.

  • Inversión en I+D: El nivel de Investigación y Desarrollo (I+D) llega a solo el $5,3\%$ de las empresas, una cifra muy baja que obstaculiza la innovación y la competitividad.

Causas estructurales de la desindustrialización en Argentina

La Argentina padece los efectos de una economía volátil, con periodos de expansión que no se sostienen y derivan en crisis más profundas con estancamiento y deterioro social. A ello se suman contextos de alta incertidumbre, baja calidad institucional e inflación insostenible.

Sin embargo, el factor más determinante para el derrumbe industrial es la ausencia de una visión de desarrollo nacional a largo plazo. Esto se traduce en:

  • Inestabilidad en la Base Empresarial: Falta de una dinámica de cambio estructural que permita fortalecer la base empresarial, generar inversiones sostenidas e innovar.

  • Escasa Inversión y Competitividad: La caída de gastos en investigación y desarrollo y el deterioro educativo determinan la pérdida de la productividad, profundizando la baja participación argentina en el plano internacional.

  • Reducción de la Base: La inestabilidad ha traído aparejada la reducción significativa de la base empresarial y la consecuente caída del empleo privado formal.

El cierre de empresas industriales es un fenómeno diario que se acentúa ahora con la apertura importadora promovida por el gobierno. Esta apertura complica la competencia de las PyMEs nacionales, erosionando la producción local y destruyendo puestos de trabajo, lo que acelera el proceso de desindustrialización en Argentina.

El único camino: Valor agregado e industria

La conclusión de este análisis es que el único camino viable para generar riqueza genuina en una comunidad, propiciar la acumulación de capital y dinamizar los entramados comerciales, de servicios y los sectores primarios es mediante la incorporación de valor agregado a las materias primas a través de la industria.

Recuperar las bases históricas de Argentina, su esencia productiva y manufacturera, es la clave para salir del estancamiento y revertir la tendencia actual de desindustrialización. Sin un sector industrial fuerte, la posibilidad de crecimiento sostenible y empleo de calidad se reduce drásticamente.