Crisis en el ambiente laboral: uno de cada tres trabajadores argentinos sufrió maltrato laboral

Un estudio de Randstad sobre las relaciones laborales en Argentina revela que el 33% de los empleados fue víctima de maltrato laboral por su jefe y un 32% nunca recibió reconocimiento por su desempeño profesional.

Una encuesta reciente de la consultora Randstad ha puesto en evidencia una profunda crisis en las relaciones laborales en Argentina. El relevamiento, realizado en el Cono Sur, arrojó un dato alarmante: uno de cada tres trabajadores argentinos —específicamente el 33% de los encuestados— afirmó haber sido víctima de maltrato laboral por parte de su jefe directo en algún momento de su carrera, mientras que un 9% adicional confesó haberlo padecido «muchas veces». Estos hallazgos, que exponen la fragilidad del ambiente laboral y la persistencia de abusos de poder, se conocen en un contexto económico y político donde el gobierno de Javier Milei impulsa una reforma que busca flexibilizar y reducir las protecciones y derechos de los trabajadores.

El maltrato y la reforma: consecuencias de la precarización

El estudio, que incluyó a más de 4.000 personas de Argentina, Chile y Uruguay, desnuda las consecuencias concretas de un mercado de trabajo que prioriza la flexibilización y la productividad a ultranza por sobre las condiciones dignas. El alto porcentaje de maltrato laboral registrado (33%) sugiere que, más allá de la normativa, la cultura corporativa en muchos espacios de trabajo sigue siendo verticalista y permisiva con las conductas abusivas.

En el marco actual de una precarización laboral en aumento, la falta de derechos laborales claros y la reducción de las protecciones legales exponen a los empleados a una mayor vulnerabilidad. El maltrato laboral se convierte así en una manifestación del desequilibrio de poder en la relación jefe-empleado.

La paradoja del reconocimiento: valorado, pero nunca premiado

El relevamiento de Randstad también identificó una marcada contradicción en la percepción de los empleados. Por un lado, el 58% de los trabajadores argentinos asegura sentirse valorado por su jefe directo, ubicando al país en segundo lugar a nivel regional en esta métrica (solo por detrás de Chile, con 59%). Sin embargo, esta sensación de aprecio no se traduce en acciones concretas.

La otra cara de la moneda es que un rotundo 32% de los encuestados afirmó nunca haber recibido un reconocimiento efectivo o concreto por sus logros profesionales. Apenas el 22% de los consultados aseguró que su jefe siempre reconoce su trabajo.

Andrea Ávila, CEO de Randstad, señaló que el reconocimiento es una herramienta «esencial pero subutilizada» en el ámbito laboral argentino. Esta brecha entre la valoración percibida y el reconocimiento efectivo es un reflejo de una cultura corporativa que, si bien puede generar buenas sensaciones de manera informal, falla sistemáticamente en recompensar y motivar de forma tangible a sus equipos. Esta falta de reconocimiento impacta directamente en la salud mental y la motivación de los trabajadores, intensificando el estrés en medio de un clima de precarización.

Crisis de comunicación y verticalismo en las oficinas

Otro indicador de la disfunción en las relaciones laborales es la marcada crisis de comunicación detectada por el estudio. Apenas el 37% de los trabajadores argentinos siente que su jefe siempre escucha sus opiniones. Este dato es un claro síntoma de un modelo jerárquico profundamente vertical, donde la voz y las ideas de los empleados tienen poco o nulo peso real en la toma de decisiones.

La falta de canales de diálogo genuinos en las empresas no solo afecta el clima interno y la capacidad de innovación, sino que también incrementa la exposición de los trabajadores a situaciones de vulnerabilidad, lo que facilita el abuso de poder y, en última instancia, contribuye al alto porcentaje de maltrato laboral registrado en la encuesta. Un ambiente donde no se escucha es también un ambiente donde el abuso es más difícil de denunciar o de prevenir.

Horizontalidad versus realidad

En medio de este panorama de verticalismo, el estudio encontró una tendencia generacional que busca relaciones laborales más informales y horizontales: el 30% de los argentinos dijo que sí aceptaría tener a su jefe entre sus contactos en redes sociales. Esta práctica, cada vez más común entre los jóvenes que ingresan al mercado laboral, sugiere un deseo de difuminar las fronteras tradicionales entre la vida personal y profesional.

Sin embargo, esta aparente horizontalidad en el plano digital contrasta drásticamente con la realidad del día a día. Las relaciones de poder concretas en los espacios de trabajo siguen estando marcadas por el maltrato laboral, la falta de escucha y la ausencia de reconocimiento efectivo, problemas que requieren soluciones estructurales y no meramente cosméticas para garantizar condiciones de trabajo dignas.