Alerta por el consumo de tranquilizantes: sube 11% en menores de 18 años y preocupa a la salud pública

El consumo de tranquilizantes en menores de 18 años alcanza el 11%, revelando una crisis de salud mental invisibilizada en la población adolescente. Expertos alertan que la mitad de los casos se da sin prescripción médica, en un contexto donde también aumenta el uso de marihuana, alcohol y las nuevas tendencias como vapeadores y energizantes.

La otra adicción: el consumo de tranquilizantes se dispara en la adolescencia

Un preocupante diagnóstico sobre los hábitos de consumo en adolescentes menores de 18 años fue compartido por Julieta Calmels, Subsecretaria de Salud Mental y Consumos Problemáticos bonaerense. La funcionaria expuso que, si bien la atención suele centrarse en las sustancias ilícitas, existe un consumo invisibilizado que está registrando un aumento significativo y que es crucial abordar: el de los tranquilizantes.

Según los datos de la encuesta nacional realizada en escuelas secundarias, el 11% de los menores de 18 años admitió haber consumido tranquilizantes en algún momento. La cifra adquiere mayor gravedad al considerar que la mitad de estos casos se produce sin la debida prescripción médica, lo que implica un riesgo inminente de dependencia y de uso inadecuado de fármacos.

Calmels destacó que este patrón se alinea con una tendencia más general de la población, donde el uso de productos vinculados al sueño y la ansiedad está creciendo.

Tranquilizantes y el «mundo adulto»: el reflejo de la incertidumbre

La Subsecretaria de Salud Mental vinculó directamente el aumento del consumo de tranquilizantes y productos para dormir en los jóvenes con la crisis de incertidumbre y angustia que afecta al mundo adulto.

“En el mundo adulto el consumo de productos para dormir demuestra situaciones de incertidumbre, angustia y desesperanza, pero los jóvenes no habría que recortarlos de esa realidad porque ellos también tienen inquietudes e incertidumbre respecto de su futuro”, graficó Calmels en diálogo con Radio Provincia.

Este uso farmacológico refleja, por lo tanto, la dificultad de los jóvenes para gestionar emocionalmente el estrés, la ansiedad por el futuro y la desesperanza generada por el entorno social y económico. La necesidad de «desconectar» o «dormir» se convierte en una vía de escape rápida a problemas de salud mental que no están siendo tratados adecuadamente.

Marihuana, alcohol y las nuevas amenazas: vapeadores y energizantes

El aumento de los tranquilizantes se da en un contexto de consumos problemáticos ya instalados y otros emergentes:

  1. Marihuana: La tendencia más generalizada, según la funcionaria, es la suba en el consumo de cannabis.

  2. Alcohol: Sigue siendo la droga legal prioritaria, manteniendo su alto nivel de penetración en la población adolescente.

  3. Nuevas Sustancias: Aparecen con fuerza los vapeadores y los energizantes, que hasta ahora no figuraban de forma destacada en las encuestas, planteando nuevos desafíos para la salud pública.

  4. Consumos Históricos: El uso de cocaína y drogas sintéticas sigue siendo una preocupación constante.

La «Generación de Cristal» pide ser escuchada

Calmels hizo hincapié en la necesidad de cambiar la perspectiva con la que los adultos observan a los adolescentes. Subrayó que los jóvenes de las escuelas secundarias tienen una alta predisposición a dialogar sobre temas críticos de salud mental y violencias.

Las inquietudes de esta generación se centran en: el bullying, la violencia de género, la violencia intrafamiliar, los conflictos en las redes sociales y las dificultades en la relación con el mundo de los adultos.

«Algunos los definen como la generación de cristal y por ahí no estamos prestando la debida atención. Hay que dejar de pensar que es una generación perdida, que solo le interesan las redes y tratar de conectar con ellos», completó la Subsecretaria, abogando por un enfoque de contención y comprensión más profundo. El consumo de tranquilizantes es la manifestación química de un malestar emocional que exige una respuesta desde el sistema de salud mental y el entorno familiar y educativo.