Impacto del cambio climático: la mitad de las playas del planeta podrían desaparecer antes de fin de siglo

Dos estudios científicos independientes alertan sobre un fenómeno acelerado de erosión costera y aumento del nivel del mar: entre el 35% y el 50% de las playas de arena del mundo podrían desaparecer hacia el 2100, exigiendo acciones urgentes de protección litoral y reducción de emisiones.

Playas acorraladas: la doble presión del clima y la urbanización

Las fotografías de verano, que hoy son un simple recuerdo de días de sol y mar, podrían convertirse en pocas décadas en un sombrío testimonio de paisajes perdidos. Esta es la alarmante conclusión a la que llegaron dos estudios científicos recientes, que proyectan una drástica reducción de la línea costera de playas arenosas a nivel global.

El primer análisis, publicado en la revista Frontiers in Marine Science, revisó exhaustivamente datos de erosión, dinámicas de sedimentos, desarrollo urbano costero y la influencia directa del cambio climático. Los autores advierten sobre un fenómeno de reducción de costas en el que las playas se ven «acorraladas» entre el avance inexorable del mar y la presión urbana y humana que se ejerce sobre el litoral.

Entre 1984 y 2016, estudios satelitales ya habían detectado que alrededor del 24 % de las playas arenosas del planeta mostraban tendencias claras de pérdida de arena, con tasas de erosión que superaban los $0,5$ metros por año.

Proyecciones alarmantes y regiones en riesgo

En escenarios de cambio climático moderado a severo, estas dinámicas podrían acelerarse dramáticamente. Las proyecciones de ambos análisis coinciden en la magnitud de la pérdida: hacia fines de siglo, podríamos asistir a la desaparición de entre el 35 % y el 50 % de la línea costera de playas de arena.

Sin embargo, este no es un promedio uniforme. El destino de cada playa dependerá de una compleja interacción de factores locales: la geografía, el relieve, el tamaño de la costa, la presencia de dunas, la sedimentación de ríos cercanos y el grado de desarrollo urbano.

Las regiones identificadas como más vulnerables a la desaparición de las playas del planeta son las zonas insulares (como el Mediterráneo, el Pacífico y el Caribe). Debido a su tamaño reducido, la limitada oferta de sedimentos y su alta vulnerabilidad al aumento del nivel del mar y a las tormentas más intensas, las islas están entre las más amenazadas. Un ejemplo paradigmático es Chipre, donde las proyecciones indican que hasta un 72 % de sus playas podrían desaparecer hacia 2100 si se mantienen las tendencias actuales de erosión y subida del mar.

Urbanización y pérdida de ecosistemas: la amenaza agravada

El segundo estudio, publicado en Marine Pollution Bulletin, complementa el panorama al señalar la responsabilidad de la intervención humana. Las costas con fuerte urbanización, infraestructura construida en primera línea y la pérdida de dunas o vegetación litoral serán las más afectadas.

La combinación de la subida del mar, la erosión causada por tormentas más frecuentes y la disminución de los sedimentos que aportan los ríos al litoral (debido a la actividad humana) puede acelerar de forma dramática el retroceso costero.

En muchas costas, especialmente en Europa, la construcción de defensas, muros o estructuras destinadas a ralentizar la erosión tiene un efecto secundario negativo: al edificarse junto al mar, estas estructuras reducen el espacio natural de la playa, frenan la regeneración natural de la arena y aumentan la vulnerabilidad ante eventos extremos. Aunque la pérdida en algunos tramos sea de metros de arena, algo menos visible a corto plazo, el fenómeno es irreversible si no se toman medidas.

Alarma en el Atlántico Sur y el valor perdido

La alarma resuena también en regiones como la costa del Atlántico Sur, abarcando partes de Brasil, Uruguay y Argentina. Ambos estudios advierten que, si no se toman medidas correctivas, «casi la mitad de las playas estarán perdidas a fin de siglo» en esta zona.

La pérdida de las playas del planeta no es solo un problema estético o turístico. Muchas de estas zonas son ecosistemas completos: hábitats esenciales para la fauna marina, zonas de cría para peces, filtros naturales del litoral y amortiguadores clave ante el impacto de las tormentas. Su desaparición supone la pérdida de biodiversidad y aumenta la vulnerabilidad de las poblaciones costeras ante inundaciones. Al mismo tiempo, afecta gravemente a las economías que dependen del turismo.

Conclusión y llamados a la acción urgente

Si bien la prospectiva de la desaparición de la mitad de las playas del planeta habla de plazos de 30, 50 o 70 años, este futuro no es inevitable. Los estudios son un llamado de atención urgente que requiere decisiones en múltiples frentes.

La solución exige acciones políticas coordinadas, que incluyen una mejor protección costera, un manejo sostenible del litoral, una drástica reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, el cuidado del medio marino y una planificación urbana responsable que respete las dinámicas naturales de la costa. La arena, vista históricamente como un recurso inmutable, ha dejado de ser eterna, y su permanencia depende ahora de la acción humana.