Estrés por desempleo: cómo cuidar la mente y hallar trabajo
La búsqueda laboral sin éxito genera frustración y malestar. Expertos en psicología y RRHH brindan estrategias claves para gestionar la ansiedad y optimizar la empleabilidad.
La tarea de buscar trabajo en Argentina se ha convertido en una prueba de resistencia. Con una tasa de desocupación del 7,6% (1,7 millones de personas) según el Indec, el estrés por desempleo no es solo una estadística, sino una crisis silenciosa que afecta la estabilidad financiera y la salud mental. Este malestar puede generar un círculo vicioso de frustración que paraliza la búsqueda. Sin embargo, psicólogos y expertos en empleabilidad coinciden en que existen estrategias claras para gestionar la angustia y, a la vez, aumentar las posibilidades de reinserción laboral.
Un laberinto con pocas salidas: las cifras del desempleo
El contexto económico y laboral del país es el telón de fondo de este drama personal. Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) para el segundo trimestre de 2025 pintan un panorama complejo: 1,7 millones de personas no logran acceder a un trabajo.
La cronicidad del problema agrava el impacto psicológico: mientras el 71,4% de los desempleados busca activamente desde hace menos de un año, un 28,2% lleva más de 12 meses en esa situación. Esta búsqueda prolongada y sin éxito es un factor de riesgo directo, como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), que señala al desempleo como un factor de riesgo de intento de suicidio.
El problema no es homogéneo y golpea con especial dureza a grupos específicos:
-
Jóvenes: Un informe de ManpowerGroup y Junior Achievement Américas advierte que 9 de cada 10 jóvenes tiene dificultades para encontrar trabajo en Argentina.
-
Adultos mayores: Un estudio de Bumeran y Great Place to Work (2023) marcó que el 68% de las empresas no había contratado a ninguna persona de 55 años o más en el último año.
El golpe a la identidad: «El estrés por desempleo es un círculo vicioso»
El psicólogo Diego Quindimil expone que el proceso de buscar empleo siempre genera una carga emocional. «Buscar trabajo siempre presenta estrés, salvo para los que están muy entrenados», señala. El problema surge cuando ese estrés se vuelve crónico y generalizado.
«Si una persona no puede dormir el día anterior a una entrevista o siente que no tiene valor ni sirve, no son reacciones normales y merecen atención», explica Quindimil. La ansiedad, la angustia y el desgano pueden llevar a la persona a dejar de buscar, convencida de que no será contratada.
El experto alerta sobre consecuencias más severas como la depresión, muy frecuente en desempleados. «Lo que no se expresa, se actúa. Si no se puede expresar la angustia, muchas veces esto se traslada al cuerpo y puede impactar en los vínculos familiares, además de la salud física o la sexualidad».
Según Quindimil, el impacto más profundo es sobre la autovaloración. «No tener trabajo es muy doloroso porque golpea la autoestima. El empleo es una fuente muy fuerte de identidad». Esto genera un círculo vicioso: la persona se siente mal, le cuesta más conseguir empleo, y esa dificultad la hace sentir peor.
Cuando el malestar se filtra en la entrevista
Este padecimiento interno no es invisible para los reclutadores. «Cuando una persona atraviesa un momento de malestar, estrés o algún problema de salud mental, la imagen transmitida se ve afectada», advierte el psicólogo.
«Estas situaciones son difíciles de ocultar en una entrevista o un psicotécnico. Siempre se filtran en la manera de hablar e incluso cuando se envía un mensaje», sostiene Quindimil. La ansiedad y el desgano influyen en cómo la persona es percibida.
Estrategia 1: blindar la mente y activar las redes
Para Quindimil, la solución empieza por romper el aislamiento. «Buscar trabajo mal emocionalmente es como intentar correr una maratón con una pierna lastimada. Es importante pedir ayuda y sostenerse con otros», explica.
Recomienda dos líneas de acción clave:
-
Desculpabilizarse: Entender el contexto macro. «Es muy frecuente que una persona desempleada piense que no tiene trabajo por su culpa», dice. Sin embargo, insiste en analizar la situación económica compleja y un mundo laboral exigente, en lugar de centrar toda la culpa en el individuo.
-
Activar vínculos: La búsqueda laboral hoy depende menos de enviar currículums y más del diálogo y los contactos. «Muchas oportunidades aparecen por recomendaciones. Para eso se requiere estar bien y presente en una conversación o tener buenos vínculos».
Estrategia 2: un plan de acción para la empleabilidad
Mientras se cuida la salud mental, se debe profesionalizar la búsqueda. La licenciada en recursos humanos Daniela Pérez (@recursosentusmanos) ofrece un plan de acción concreto para aumentar la atractividad del perfil.
«Hay que buscar trabajo con estrategia y no con lo que ya se tiene», sentencia Pérez. Sus consejos se centran en la proactividad:
-
Optimizar el CV: «El primer punto es revisar el currículum porque puede quedar viejo y analizar las palabras claves. Hay que examinar lo que pide el mercado».
-
Demostrar actividad: Para alguien desempleado hace tiempo, Pérez se fija en qué hizo en ese período. «Por ejemplo, puede ser una capacitación. Yo lo primero que veo es en qué se desarrolló o actualizó».
-
Practicar y ensayar: Recomienda ensayar entrevistas de trabajo para ganar confianza y pulir el discurso.
-
Enfocarse en habilidades blandas: «Hoy, lo que miran las empresas, más allá de lo técnico, son las competencias blandas. Hay que trabajar el pensamiento crítico».
El «trabajo supervivencia» como trampolín
Finalmente, Pérez ofrece un consejo pragmático para quienes enfrentan la urgencia económica. «En principio, hay que aceptar los trabajos que no gustan y después seguir buscando el rumbo, porque hay que cubrir la necesidad básica de trabajar para sobrevivir».
Lejos de verlo como un fracaso, lo plantea como una estrategia inteligente: «Una vez que la persona ya ingresó, que siga buscando. El mejor momento para buscar trabajo es estar trabajando».
