El 50% de los argentinos recurre a deudas o ahorros: el INDEC revela la crisis de subsistencia en los hogares
Una alarmante mitad de los hogares en Argentina debe endeudarse, usar ahorros o vender pertenencias para cubrir sus gastos diarios. El último informe del INDEC confirma que la crisis económica ha duplicado el recurso a estas estrategias de emergencia desde 2003.
Estrategias de supervivencia: la mitad de Argentina vive al límite
El último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) arroja una luz cruda sobre la profundización de la crisis económica en el país, revelando que el ingreso habitual de los argentinos se ha vuelto insuficiente para sostener la vida cotidiana. Los números son categóricos: la mitad de los hogares se ve forzada a recurrir a mecanismos de emergencia como el uso de ahorros, la venta de pertenencias o el endeudamiento para poder cubrir sus gastos diarios.
El análisis del organismo oficial destaca que estas estrategias de subsistencia, que antes eran casos excepcionales, ahora son una norma social extendida. Los datos confirman que:
- El 37,4% de los hogares gastó sus ahorros para cubrir gastos.
- El 50,9% compró en cuotas o recurrió al fiado.
- El 16,1% pidió préstamos a familiares o amigos.
- El 14,2% se financió a través de financieras formales.
- Un 9,3% debió desprenderse de objetos personales para conseguir liquidez.
Esta dependencia de recursos extraordinarios y el creciente endeudamiento han escalado dramáticamente en las últimas dos décadas. En 2003, solo el 19,9% de los hogares usaba ahorros y un 3,4% acudía a préstamos bancarios. Las cifras actuales demuestran que la crisis se ha duplicado, afectando a todos los estratos sociales, aunque con mayor virulencia a los sectores más vulnerables.
La descapitalización como norma y el crecimiento del endeudamiento
El informe del INDEC subraya dos tendencias preocupantes en el tejido social argentino: la descapitalización y el aumento del endeudamiento tanto formal como informal.
El uso de ahorros para gastos corrientes registró su pico histórico en 2024, una cifra que confirma la persistente dificultad de los ingresos habituales para cubrir las necesidades básicas. Esto implica que, lejos de ahorrar o invertir, una gran parte de la población está gastando sus reservas, hipotecando su futuro financiero a corto plazo.
Por otra parte, el endeudamiento ha crecido de forma notoria. Uno de cada cuatro hogares se endeudó en el último semestre, una proporción que se eleva a uno de cada tres en el segmento más pobre. El recurso a pagos en cuotas y el fiado aumentó cerca de un 30% desde 2003, consolidándose como un mecanismo de supervivencia masivo y generando una dependencia crónica de la financiación.
La brecha de la financiación: quién presta a quién
El tipo de endeudamiento revela una marcada brecha social. Los hogares de ingresos medios y altos tienden a recurrir a préstamos de entidades financieras o bancarias, es decir, al circuito formal de crédito, que suele ofrecer mejores condiciones. En contraste, los grupos más vulnerables, con menor acceso al crédito bancario, se apoyan desproporcionadamente en familiares, amigos o prestamistas informales, un tipo de deuda que a menudo conlleva mayor riesgo y tasas más elevadas.
El relevamiento del organismo también señaló una caída en los ingresos en especie (productos o ayuda directa), lo que empuja a más hogares a buscar liquidez a través del crédito y la venta de pertenencias.
La conclusión que emana de los datos del INDEC es clara y trasciende la estadística: la pobreza no es un riesgo lejano, sino una realidad inminente para la mitad de los argentinos. La normalización de estas estrategias de emergencia apunta, inevitablemente, al agravamiento de la precariedad y a la expectativa de una pobreza mucho más extendida en los meses venideros, a medida que los ahorros se agoten y el endeudamiento se vuelva insostenible.
