Misterio en Coghlan: declaró Cristian Graf, el dueño de la casa en la que apareció enterrado Diego Fernández Lima
Cristian Graf, vecino de la casa lindera que alquiló Cerati, declaró por el encubrimiento del crimen de su excompañero, desaparecido en 1984. Su defensa pidió el sobreseimiento de la causa.

El misterio por el hallazgo del cuerpo de Diego Fernández Lima, desaparecido hace más de cuatro décadas, sumó un capítulo judicial clave en el barrio porteño de Coghlan. Cristian Graf, el hombre que habitó durante años la casa donde se encontraron los restos óseos de su excompañero de secundaria, se presentó a declarar en indagatoria ante el juez Alberto Litvack, acatando la orden solicitada por el fiscal Martín López Perrando. Graf, de 58 años, está formalmente acusado de realizar maniobras para encubrir el asesinato ocurrido en 1984.
La indagatoria y el pedido de sobreseimiento
La audiencia de Cristian Graf se extendió por tres horas, donde el imputado contestó las preguntas del fiscal y de la defensa. Según detalló Érica Niczypor, abogada de Graf, la declaración fue “extensa” y “muy precisa”, buscando despejar las sospechas sobre su participación en el encubrimiento del crimen.
Ejes de la declaración
La indagatoria se centró en la relación entre Graf y la víctima, así como en las características de la propiedad y el hallazgo de la fosa.
- Relación con la víctima: El fiscal preguntó sobre el vínculo entre ambos, incluyendo si eran compañeros de secundaria y si compartían el interés por las motos.
- Detalles de la casa: Utilizando planos y dibujos, se explicó de manera concisa la disposición de la medianera y el punto exacto donde se encontraron los restos óseos, cerca de un plátano y una Santa Rita.
- Descargo del imputado: La abogada de Graf insistió en que «ni él ni su familia sabían que había restos óseos en ese lugar. No lo sabían”.
Tras la declaración, la defensa de Graf presentó un escrito solicitando el sobreseimiento y el archivo de la causa, alegando la inocencia de su defendido. Ahora, se espera la decisión tanto del fiscal López Perrando como del juez Litvack.
La voz de la familia y el debate sobre la casa
El proceso judicial por el misterio en Coghlan se lleva a cabo mientras la familia de la víctima clama por justicia y busca garantizar la preservación de la escena del crimen.
El dolor y el reclamo de la madre
Irma Lima, la madre de Diego Fernández Lima, ratificó su convencimiento sobre la culpabilidad del imputado. «Yo sé que (Graf) lo mató, pero quiero saber por qué», declaró a un medio radial, pidiendo la detención inmediata del acusado: «Pido Justicia y que lo detengan ya, puede volver a hacer lo mismo”.
La disputa por la cautelar
De manera paralela a la indagatoria, los abogados de Graf presentaron un pedido para que el juez rechace la medida cautelar solicitada por la familia de Fernández Lima. Dicha medida busca impedir cualquier modificación en la estructura de la vivienda, con el objetivo de preservar posibles pruebas clave.
Según la defensa de Graf, la familia de la víctima «solamente se interpone con fines económicos», desacreditando su intención de «saber la realidad de los hechos».
Sin embargo, el fiscal López Perrando sostiene la relevancia de interrogar a los ocupantes históricos de la propiedad, ya que la presencia de un cuerpo enterrado en una casa habitada de forma continua «resultaría suficiente para indagar […] a fin de conocer la verdad sobre los antecedentes del macabro descubrimiento».
Una desaparición de hace 40 años
Diego Fernández Lima desapareció el 26 de julio de 1984, con tan solo 16 años. Luego de almorzar con su madre, salió con destino a la ENET N°36, pero nunca llegó a la escuela secundaria. Fue visto por última vez en la esquina de Rómulo Naón y Monroe, en Villa Urquiza.
A pesar de la denuncia presentada por sus padres, el caso fue archivado por la policía como una supuesta «fuga de hogar». La familia inició una búsqueda que se extendió por décadas: el padre de Diego, Juan Benigno Fernández, murió en 1986 sin conocer el destino de su hijo. La madre, Irma Lima, continuó la lucha hasta que el hallazgo de los restos óseos en la casa lindera a la que habitó Gustavo Cerati en Coghlan reabrió la causa, poniendo a Cristian Graf en el centro de la investigación.