Familias del Garrahan presionan al Senado para rechazar el veto a la Ley de Emergencia Pediátrica

La agrupación ‘Soy Garrahan’ advierte que el ajuste pone en peligro la vida de miles de niños y niñas en todo el país, señalando que sus hijos "no pueden esperar más".

La urgencia se vuelve visible en el Congreso. Familias del Hospital Garrahan, un pilar de la salud pediátrica argentina, realizarán una movilización este jueves frente a la sede del Poder Legislativo mientras el Senado debate el rechazo al veto presidencial impuesto por Javier Milei a la Ley para declarar la Emergencia de la Salud Pediátrica. La convocatoria, impulsada por la agrupación autoconvocada ‘Soy Garrahan’, busca ejercer una presión directa sobre los legisladores para que prioricen la salud infantil y dejen sin efecto la decisión del Ejecutivo que, según los afectados, pone en riesgo la vida de sus hijos por la falta de recursos, insumos y personal.

El grito desesperado: «Nuestros hijos no pueden esperar más»

El colectivo de madres y padres de pacientes y ex pacientes del Garrahan ha alzado la voz, convocando a la comunidad a acompañar el repudio al veto y el pedido a los senadores para que lo rechacen. Mediante un comunicado, enfatizaron la importancia de la ley: «La vigencia de esta ley puede marcar un antes y un después para los miles de niños y niñas que dependen de este hospital».

La desesperación de las familias no es meramente retórica. Detrás del veto y la política de ajuste fiscal del gobierno, se esconde una realidad crítica: el deterioro progresivo de la atención médica de alta complejidad que solo ofrece el Garrahan. Para estas familias, que ven cómo la salud de sus hijos peligra por la carencia de lo esencial, el veto a una ley que había logrado consenso parlamentario se percibe como una amenaza directa a la continuidad de la excelencia médica y la propia vida.

Testimonios federales contra el desfinanciamiento

En las últimas semanas, las familias se han organizado para recopilar y difundir «cientos de testimonios» de la importancia vital que el Garrahan tiene no solo para la Ciudad de Buenos Aires, sino para todo el país. Estos relatos exponen la dimensión humana que la contabilidad macroeconómica omite: la necesidad de atención especializada para enfermedades complejas y los cientos de kilómetros que deben recorrer familias de diversas provincias para acceder a un tratamiento.

La composición de la agrupación ‘Soy Garrahan’ subraya el carácter federal del reclamo, integrando a familias de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, Chubut y Tierra del Fuego, entre otras. Este alcance a nivel nacional desmantela el intento de la narrativa oficial de reducir la defensa del hospital a un problema meramente «porteño». El Garrahan es el centro de referencia ineludible para la salud pediátrica argentina, y cualquier desfinanciamiento tiene un impacto directo y grave en niños y niñas de todo el territorio nacional, sin alternativas viables en sus lugares de origen.

«Necesitamos que el Hospital siga funcionando tal como hasta ahora ya que de él depende, ni más ni menos, que el bienestar y la vida de nuestros hijos e hijas,» concluyeron las familias en su comunicado. Su determinación es clara: «Somos madres, somos familias. Somos Garrahan. Y no vamos a parar hasta que nuestras infancias estén protegidas».

La disyuntiva moral del Senado

La decisión del presidente Milei de vetar una ley que contaba con amplio respaldo legislativo, revela un conflicto de prioridades en la gestión: encontrar recursos para obligaciones financieras mientras se retacea el financiamiento esencial para la salud pública infantil. El veto se suma a una serie de medidas de recorte presupuestario, falta de insumos, y desabastecimiento de medicamentos que, según los críticos, están llevando el sistema de salud al colapso en aras de un equilibrio fiscal a cualquier costo social.

Este jueves, la Cámara Alta enfrentará una disyuntiva moral y política: convalidar la decisión del Ejecutivo o alinearse con el clamor de las familias que luchan por la vida de sus hijos. La sesión no será un simple debate de números, sino una definición sobre el modelo de país que se busca construir: uno que priorice las infancias y el derecho a la salud o uno que subordine estos derechos al ajuste fiscal.

La presencia de los padres y madres del Garrahan frente al Congreso servirá como un recordatorio palpable de lo que está en juego: no son cifras abstractas, sino niños y niñas reales cuyas vidas dependen directamente de que el hospital mantenga su nivel de excelencia. La movilización es, en esencia, una interpelación a la sociedad y, especialmente, a los legisladores, para que asuman su responsabilidad histórica en la defensa de uno de los pilares de la salud pública latinoamericana.