La mayoría de los argentinos no llega a fin de mes y el salario se esfuma en dos semanas

Un informe de Bumeran revela que el 86% de los trabajadores argentinos tiene dificultades para cubrir sus gastos mensuales, y el 26% agota su sueldo en tan solo quince días.

La desaceleración de la inflación, un dato destacado en los últimos informes del Indec, no parece reflejarse en la economía de la mayoría de los argentinos. Un reciente estudio del portal de empleo Bumeran ha puesto en evidencia una realidad preocupante: el 86% de los trabajadores del país no logra llegar a fin de mes con su sueldo. Este panorama se agrava con otro hallazgo impactante: un 26% de los encuestados afirma que su salario se consume por completo en apenas dos semanas. Este desfase entre las estadísticas macroeconómicas y la percepción del poder adquisitivo de la población refleja un profundo deterioro en la capacidad de compra.

El panorama financiero de los argentinos: Apretados y endeudados

Los datos del relevamiento son contundentes y reflejan una situación de precariedad económica generalizada. Menos del 20% de la población (solo el 14%) considera que su salario es suficiente para cubrir sus necesidades básicas. El estudio también arroja luz sobre la distribución del ingreso: un 24% de los trabajadores destina la totalidad de su sueldo al pago de deudas. Este factor, junto con la imposibilidad de ahorrar para la gran mayoría (apenas un 11% puede hacerlo), pinta un cuadro de vulnerabilidad financiera.

La deuda es una carga pesada. El informe de Bumeran señala que el 72% de los trabajadores está endeudado. Aunque este porcentaje es menor que en otros países de la región, el hecho de que más de siete de cada diez personas arrastren compromisos financieros subraya la dificultad para gestionar el día a día. Los gastos más significativos que devoran el sueldo son, en orden, el alquiler (43%) y los alimentos (30%), lo que evidencia que una porción abrumadora del ingreso se destina a necesidades primarias e ineludibles.

La brecha entre salario real y el esperado

Según expertos, el descontento de los trabajadores con su salario se explica por la brecha cada vez más grande entre lo que ganan y lo que necesitan. La combinación de ajustes salariales que no siguen el ritmo de la inflación y el aumento de costos fijos —como resultado de la quita de subsidios a servicios esenciales (luz, gas, transporte)— ha erosionado aún más el poder adquisitivo. Como explica Federico Carrera, cofundador de la consultora High Flow, la percepción de mejora no es tangible porque «el sueldo se lo llevan los gastos del hogar». Esto se alinea con las prioridades de los trabajadores: si obtuvieran un aumento, su principal objetivo no sería el consumo, sino pagar deudas (37%) o ahorrar (27%), lo que refleja un cambio de mentalidad enfocado en la supervivencia financiera más que en el progreso.

Esta contracción en el poder de compra se refleja directamente en la demanda y el consumo. Los datos de Scentia muestran que el consumo masivo retrocedió 1,9% en agosto, y las ventas minoristas de las pymes cayeron 2,6% en el mismo mes. La caída en las ventas de supermercados y autoservicios mayoristas, con retrocesos mensuales de 2,1% y 0,8% respectivamente, refuerza la idea de que los consumidores están ajustando drásticamente sus presupuestos.

La caída del consumo: Un reflejo de la crisis

Los informes de ventas, tanto en el sector minorista como en supermercados, son un espejo de la dificultad que atraviesan los argentinos. A pesar de un crecimiento interanual en las ventas de supermercados (1%), este se dio sobre una base de comparación muy baja, y la caída mensual muestra la verdadera tendencia a la contracción del gasto. La depresión de la demanda es una consecuencia directa del estancamiento de los ingresos y la pérdida del poder adquisitivo, lo que genera un círculo vicioso que afecta tanto a la economía de los hogares como a la actividad comercial.

En resumen, los datos de inflación favorables pierden relevancia frente a una realidad cotidiana en la que las familias luchan por subsistir. La falta de acceso a un salario digno que cubra las necesidades básicas, el alto nivel de endeudamiento y el cambio en las prioridades de los trabajadores hacia el pago de deudas en lugar del consumo señalan un profundo desafío económico y social en el país.