Comprar sin control: claves para entender el Trastorno de Compra Compulsiva
El Trastorno de Compra Compulsiva, o oniomanía, es una adicción que afecta a miles de personas, con un inicio cada vez más temprano y una fuerte incidencia de las redes sociales. Este trastorno se caracteriza por compras excesivas e innecesarias que pueden generar graves consecuencias financieras y emocionales.

En la era digital, donde las redes sociales influyen cada vez más en nuestras vidas, el fenómeno de las compras compulsivas se ha vuelto un problema recurrente. Contenidos virales como los «hauls» —videos donde se muestran grandes cantidades de productos comprados en tiendas o en línea— han normalizado el consumo excesivo, que para muchas personas se convierte en una adicción con graves consecuencias. Este comportamiento, conocido como Trastorno de Compra Compulsiva o oniomanía, es un patrón desadaptativo, persistente e irresistible que afecta negativamente la vida de quien lo padece y su entorno.
Según un estudio publicado en Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría, la oniomanía suele manifestarse entre los 18 y 30 años. Se trata de una condición crónica, con episodios recurrentes que se dan con una frecuencia mensual. Los especialistas señalan que los desencadenantes suelen ser estados de ánimo negativos como la ansiedad o la depresión, aunque en algunos casos también puede ser impulsado por estados de euforia.
Un problema de prevalencia creciente
La prevalencia del Trastorno de Compra Compulsiva oscila entre el 1% y el 11.3% de la población general. Es más frecuente en mujeres que en hombres, aunque las motivaciones y los objetos de compra suelen variar por género. Mientras que las mujeres tienden a comprar productos relacionados con la apariencia y el bienestar emocional, los hombres se inclinan más por objetos instrumentales y de ocio, como herramientas o productos tecnológicos.
Las compras excesivas no solo impactan la economía personal, sino que también pueden llevar a deudas, conflictos familiares y un deterioro en la salud mental. Por eso, es fundamental entender que la oniomanía es una adicción que requiere atención profesional.
Cómo enfrentar el trastorno y recuperar el control
El tratamiento para la oniomanía suele ser multifacético y combina diferentes enfoques terapéuticos para modificar el comportamiento y mejorar el control de los impulsos. Entre las estrategias más efectivas se destacan:
Terapia cognitivo-conductual (TCC): Es el tratamiento de elección para este tipo de trastornos. Un profesional de la salud mental se encarga de ayudar al paciente a identificar y modificar los patrones de pensamiento irracionales que impulsan el comportamiento compulsivo. La TCC enseña a reconocer las distorsiones cognitivas, promoviendo un pensamiento más racional.
Tratamiento farmacológico: En algunos casos, se pueden recetar antidepresivos o estabilizadores del ánimo para tratar síntomas subyacentes como la ansiedad o la depresión, que a menudo coexisten con la oniomanía. Este tipo de tratamiento debe ser siempre supervisado por un médico especialista.
Estrategias de autocontrol: Fortalecer las habilidades de resistencia es clave. Esto incluye establecer límites financieros claros, planificar las compras con anticipación y llevar un registro detallado de los gastos. También es útil implementar técnicas de relajación, como la meditación o la respiración profunda, para reducir la ansiedad asociada con el impulso de comprar.
Una de las herramientas más efectivas para recuperar el control financiero es la elaboración de un presupuesto. Definir claramente las prioridades y las necesidades reales ayuda a diferenciar los gastos impulsivos de los necesarios. Además, contar con el apoyo del entorno social, como familiares y amigos, es fundamental, ya que brindan el soporte emocional necesario para superar esta adicción.