La economía argentina enfrenta un riesgo de recesión casi total

Un informe de la Universidad Torcuato Di Tella revela que la probabilidad de que Argentina entre en recesión subió a casi el 99% en agosto, marcando un aumento abrupto de 42 puntos en un mes y alcanzando su máximo histórico desde 2018. El diagnóstico subraya la creciente fragilidad económica en un contexto de tensión financiera.

En un escenario de alta tensión político-financiera, la economía argentina se enfrenta a un riesgo inminente de recesión. Un informe de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) reveló que la probabilidad de que el país abandone la fase de crecimiento y entre en una fase recesiva ascendió al 98.61% en agosto, un salto vertiginoso de más de 42 puntos porcentuales en comparación con el 56% registrado en julio. Este alarmante aumento representa la cifra más alta desde 2018 y enciende las alarmas sobre el futuro de la actividad económica.

El estudio se basa en el Índice Líder (IL) de la UTDT, una herramienta diseñada para anticipar los puntos de inflexión en el ciclo económico. El IL se construye a partir de diez series mensuales que actúan como indicadores tempranos de la salud económica, incluyendo datos como el Índice General de la Bolsa de Comercio (IGBC), el Merval, la recaudación del IVA, la producción industrial y el Índice de Confianza del Consumidor (ICC). La función principal de este índice es predecir con un grado de certeza la transición de una fase expansiva a una recesiva, ofreciendo una advertencia anticipada a los analistas y a los responsables de la política económica.

Factores que impulsan el riesgo de recesión

El brusco incremento en la probabilidad de recesión refleja el impacto de varios factores de inestabilidad que han marcado el reciente panorama argentino. La tensión política financiera mencionada en el informe se traduce en una mayor volatilidad en los mercados, una creciente incertidumbre entre los inversores y los consumidores, y una pérdida de confianza que afecta las decisiones de gasto e inversión. La subida del riesgo país y las presiones sobre el tipo de cambio son manifestaciones directas de esta dinámica, lo que a su vez impacta negativamente en las variables que componen el Índice Líder.

El informe detalla que, en su versión desestacionalizada, el IL cayó un 4.72% en agosto. Si bien a nivel interanual el índice aún muestra un leve crecimiento, con un 0.20% respecto a agosto de 2024, la caída mensual es un indicador mucho más relevante de la tendencia a corto plazo. Este deterioro en los componentes del índice, como la caída en el despacho de cemento o la menor confianza del consumidor, es un claro reflejo del enfriamiento de la actividad económica.

¿Qué significa una recesión para la vida cotidiana?

Si la economía argentina entra oficialmente en recesión, las consecuencias se sentirán en la vida de la mayoría de los ciudadanos. Una recesión se define típicamente como dos trimestres consecutivos de caída en el Producto Bruto Interno (PBI). Esto suele ir de la mano con un aumento del desempleo, una contracción de la producción, una caída del consumo y, a menudo, una mayor inestabilidad de precios. Para las familias, esto se traduce en una reducción de los ingresos reales, una mayor dificultad para acceder al crédito y un panorama laboral más incierto. Para las empresas, implica una menor demanda de sus productos y servicios, lo que puede llevar a recortes de personal y a una reducción de la inversión.

La situación actual subraya la fragilidad inherente a la economía argentina, que a menudo oscila entre períodos de crecimiento y recesión, exacerbados por la inestabilidad macroeconómica y la falta de previsibilidad. La escalada de la probabilidad de recesión, según el informe de la UTDT, no es solo una estadística; es una señal de advertencia que anticipa un período de contracción económica que podría profundizar los desafíos sociales y económicos que ya enfrenta el país.