Precios de frutas y verduras: La disparada de julio que superó la inflación

El informe del CEPA revela que los precios de las frutas y verduras se dispararon en julio, con incrementos que superaron en hasta cinco veces la inflación estimada para el mes, pese a la baja de algunos productos clave.

Los precios de las frutas y verduras más consumidas en Argentina se dispararon en julio, superando con creces la inflación general del mes. Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), mientras que la inflación estimada para el mes se ubicó por debajo del 2%, las frutas y verduras líderes en ventas registraron aumentos que, en algunos casos, llegaron a multiplicar por cinco ese valor. Este fenómeno, que impacta directamente en el bolsillo de los consumidores, no tiene relación con la subida del dólar, cuyo efecto recién se verá reflejado en los índices de agosto.

Los factores detrás de los aumentos en las hortalizas

El informe de CEPA detalla que las hortalizas más vendidas en el Mercado Central, como la batata, el tomate y la papa, experimentaron fuertes subas del 18,2%, 8,3% y 6,6%, respectivamente. A pesar de estos incrementos, la caída en los precios del zapallo (-8,4%), la cebolla (-3,3%) y la lechuga (-0,5%) logró moderar el promedio general del sector.

Un punto de especial atención es el caso del tomate. Los productores encendieron las alarmas debido a una combinación de factores que afectaron su cultivo y suministro. La reducción del área cultivada, las condiciones climáticas adversas, el ingreso de importaciones y la falta de crédito llevaron a la necesidad de importar tomate desde Chile para abastecer el mercado interno. Esta situación tuvo un impacto directo en los precios, con los consumidores de Buenos Aires pagando un 115,3% más que en otras provincias como Jujuy o Corrientes.

La disparada de las frutas y el peso del transporte

El segmento de las frutas, compuesto por bananas, limones, manzanas y naranjas, también registró un fuerte incremento, con un aumento ponderado del 10,4% en julio. La subida más destacada fue la de la banana, que se encareció un 28% en el mes. Este aumento se atribuyó a las fuertes nevadas en Mendoza, que provocaron el cierre del paso Cristo Redentor, interrumpiendo el flujo de importaciones de fruta desde países vecinos. Para compensar la falta de producto, se recurrió a la importación desde Brasil, Bolivia, Colombia y Paraguay, además del suministro local de Salta y Formosa. El limón también subió un 7,7%, la naranja un 5,2% y la manzana un 0,3%.

Un factor transversal que presiona sobre los precios tanto de frutas como de verduras es el costo del transporte. Según la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), el transporte de cargas subió un 2,56% en julio, acumulando un 14% en el semestre y un 32,8% interanual. Este incremento se traslada directamente a los precios finales de los productos, afectando la cadena de valor desde el productor hasta el consumidor.

El panorama en supermercados y la proyección para la inflación

Los aumentos no se limitaron al Mercado Central. En los supermercados, el promedio de precios de las seis hortalizas principales mostró un incremento del 15,9% respecto a junio. La lechuga, por ejemplo, aumentó un 51% en este canal, seguida de la batata (46,3%), la papa (12,7%), la cebolla (11,4%) y el zapallo (1%). Solo el tomate mostró una caída del 31,5% en supermercados, un comportamiento atípico en el contexto de subas generalizadas.

El rubro de Alimentos y Bebidas no alcohólicas, que tiene un peso del 2,2% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), sumaría 0,11 puntos al índice general de julio a causa de las subas en las verduras. Las frutas, por su parte, aportarían 0,14 puntos. A pesar de estas subidas, la inflación del mes no se vería tan afectada. Sin embargo, la situación genera una alerta importante sobre la volatilidad de los precios en productos de primera necesidad, especialmente considerando que los efectos de la devaluación del dólar todavía no se han sentido. La falta de estabilidad en los costos de estos productos pone en evidencia la fragilidad de la cadena de producción y distribución en el país.