Violencia de género en Argentina: MuMaLá revela cifras alarmantes y exige la emergencia nacional

Una entrevista con Gabriela Sosa, directora de MuMaLá, arroja luz sobre las alarmantes cifras de violencia de género en Argentina. El informe de la organización, que contabilizó 128 femicidios en el primer semestre de 2025, resalta la necesidad urgente de políticas públicas ante un escenario de desmantelamiento institucional.

El Observatorio de MuMaLá – Mujeres de la Matria Latinoamericana ha presentado un informe demoledor sobre la violencia machista en Argentina durante el primer semestre de 2025. En diálogo con la directora ejecutiva de la organización, Gabriela Sosa, se revelaron cifras que pintan un panorama crítico: se registró un femicidio cada 34 horas, con un total de 128 femicidios entre enero y junio. Este dato, sumado a 505 intentos de femicidio, se da en un contexto de desmantelamiento de las políticas de género, lo que intensifica la demanda de organizaciones feministas para que se declare la Emergencia Nacional en Violencias de Género.

Un hogar que se ha vuelto el lugar más inseguro

Uno de los datos más impactantes del relevamiento es que el 71% de los femicidios se cometieron en la vivienda de la víctima o en la que compartía con su agresor. Esta cifra, destacada por Sosa, subraya que el hogar, lejos de ser un refugio, sigue siendo el lugar de mayor riesgo para las mujeres. La estadística refleja la naturaleza íntima y la persistencia de la violencia de género, donde el 54% de los agresores eran la pareja o expareja de la víctima.

El informe también detalla otros puntos cruciales:

  • Víctimas madres: El 84% de las víctimas eran madres, dejando huérfanos a 84 niños, niñas y adolescentes, muchos de los cuales podrían acceder a la Ley Brisa, una reparación económica poco difundida.
  • Métodos y vínculos: Los asesinatos se cometieron principalmente con arma blanca (32%) o de fuego (21%), y el 19% de los agresores eran familiares, evidenciando que la violencia no se limita a las relaciones de pareja.
  • Falta de respuesta institucional: A pesar de la gravedad de la situación, solo el 13% de las víctimas había denunciado a su agresor. De este reducido grupo, más de la mitad (57%) contaba con una restricción de contacto y el 14% tenía botón antipánico, lo que demuestra la ineficacia de las medidas de protección existentes.

El rol de las organizaciones y la resistencia feminista

En un escenario de discursos negacionistas y antifeministas en el poder, el trabajo de organizaciones como MuMaLá cobra una importancia vital. La labor de la organización no se limita a la recolección de datos, sino que incluye el acompañamiento, el asesoramiento y la militancia activa en más de 20 provincias. Este compromiso se verá reflejado en el próximo Encuentro Nacional MuMaLá, que se celebrará el 27 y 28 de septiembre, un espacio diseñado para articular y fortalecer la lucha feminista a nivel federal.

Gabriela Sosa enfatiza que las cifras no son solo estadísticas, sino vidas que se han perdido, infancias marcadas y familias destrozadas. Ante esta realidad, la directora reitera la urgencia de que el gobierno declare la Emergencia Nacional en Violencias de Género, una demanda histórica que busca asignar recursos y políticas públicas acordes a la magnitud del problema.

Un llamado a la acción y al compromiso periodístico

La entrevista con Gabriela Sosa pone de manifiesto la responsabilidad que tienen tanto las instituciones como los medios de comunicación. En un país donde la violencia machista se cobra una vida cada 34 horas y donde se desmantelan las áreas encargadas de abordar el problema, el periodismo no puede ser neutral. La visibilización de estos datos y la exigencia de una respuesta por parte de quienes toman decisiones se vuelven actos de compromiso fundamental.

El trabajo de MuMaLá demuestra que la organización y la visibilización son herramientas poderosas para enfrentar la violencia. Contar estas historias, nombrar a las víctimas y exponer la cruda realidad detrás de los números es una forma de mantener viva la memoria y presionar por un cambio real y urgente. La lucha contra la violencia de género no puede esperar. Es un problema estructural que exige una respuesta inmediata y contundente, no solo de las organizaciones, sino de toda la sociedad.