Deudas asfixiantes: Familias argentinas recurren a créditos para comprar alimentos
El 90% de los hogares en Argentina se encuentra endeudado, utilizando tarjetas y préstamos de billeteras virtuales para cubrir gastos básicos como la comida. El aumento de la mora y la angustia de los deudores reflejan la profunda crisis económica que atraviesa el país.

Argentina se encuentra inmersa en una creciente crisis de endeudamiento familiar, donde la línea entre las necesidades básicas y el crédito se ha vuelto difusa. Un alarmante 90% de los hogares tiene algún tipo de deuda, ya sea con tarjetas de crédito, billeteras virtuales u otras entidades financieras. Lo que es aún más preocupante es que, en los últimos meses, la morosidad se ha agravado significativamente. La posibilidad de adquirir alimentos en cuotas se ha transformado en una práctica habitual, dejando a miles de argentinos en una situación de angustia y estrés constante por la imposibilidad de afrontar sus compromisos. Como relata Federico, un joven de 32 años con una deuda millonaria: «No podía dormir, me enroscaba pensando cómo pagar, no quería terminar con una depresión».
El peso de la deuda en la economía real
Millones de familias argentinas, al igual que Federico, viven una carrera contrarreloj cada mes para intentar saldar sus deudas. Este panorama se ve exacerbado por la proliferación de promociones bancarias y, sobre todo, por la facilidad con la que se puede acceder a préstamos a través de billeteras virtuales. En este contexto, el impacto de las políticas económicas del Gobierno de Javier Milei ha sido devastador para el poder adquisitivo de los ciudadanos. Un relevamiento del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) de mayo indicó que el 91% de los hogares argentinos tenía algún tipo de deuda.
El informe del IETSE desglosa el origen de este endeudamiento: la mayoría (30,5%) corresponde a tarjetas de crédito, seguidas por servicios privados como billeteras virtuales, bancos, financieras y prestamistas. Es crucial destacar que la inmensa mayoría de estas deudas se contrajeron en 2024, tras la devaluación implementada por la administración actual. Esta medida generó una fuerte escalada inflacionaria en el primer semestre del año pasado y un colapso sin precedentes del poder adquisitivo, empujando a las familias a buscar financiación para llegar a fin de mes. La frase «vamos naturalizando y aprendiendo a convivir con la angustia y el estrés de que todo el tiempo hay que hacer cálculos» encapsula la cruda realidad de estos hogares.
Endeudamiento para subsistir: La comida en primer lugar
¿Cuál es la principal razón por la que los consumidores argentinos se endeudan? La respuesta es contundente: la comida. El informe del IETSE revela que el rubro de alimentos explica el 58% de las deudas contraídas con tarjeta de crédito. Esto significa que un gran número de familias está recurriendo a la financiación para cubrir una necesidad tan básica como la alimentación diaria, una señal inequívoca de la fragilidad económica.
Ariel Sillitti, un monotributista de 29 años, es un ejemplo de esta realidad. A principios de 2024, se vio inmerso en un proceso de endeudamiento del que aún no logra salir. «Empecé con la tarjeta de crédito y seguí con los créditos de Mercado Pago», explica. Los utilizaba para gastos cotidianos: «cargar la SUBE, tener algo de vida social, pero principalmente para pagar comida». Su sueldo estancado, sumado al aumento constante de los precios, hizo que «mi sueldo empezara a rendir menos de lo poco que ya rendía». Aunque Sillitti ha sumado «changas» como fletero para complementar sus ingresos, no ha logrado liberarse de sus obligaciones. «La solución que encontré fue achicar muchísimo mis gastos, reducir las salidas y sumar algún laburo cuando tengo tiempo», lamenta, consciente de que, a pesar de sus esfuerzos, el dinero no le alcanza y vislumbra un futuro cercano con más dificultades.
La bola de nieve de los intereses y la preocupación por la mora
El fenómeno del endeudamiento familiar se ha duplicado en el último año. Un informe reciente de la consultora EcoGo alertó que el crédito a los hogares representa el 5% del Producto Bruto Interno (PBI), el doble que hace un año, cuando equivalía al 2,3%. Si bien aún está por debajo de los picos de 2018 (6,2% del PBI), los niveles actuales son, según la economista Marina Dal Poggetto, insostenibles y han crecido exponencialmente desde 2024.
El problema se agrava con las elevadísimas tasas de interés. Realizar el pago mínimo de la tarjeta de crédito o refinanciar la deuda, opciones cada vez más frecuentes, implica una Tasa Nominal Anual (TNA) que ronda el 85%. Si no se abona ni siquiera el pago mínimo, se aplican punitorios que superan el 100%, creando un efecto «bola de nieve» imparable para muchos deudores.
Paradójicamente, la facilidad de acceso a préstamos, especialmente a través de billeteras virtuales, ha contribuido al problema. Incluso personas con ingresos informales –un 36% de los asalariados o el 42% si se incluyen los trabajadores independientes, casi 9 millones de argentinos– han accedido a estas líneas de crédito. Un informe del Banco Central de la República Argentina (BCRA) de esta semana confirma la magnitud de la crisis: la mora en las líneas de créditos vinculadas al consumo (préstamos personales y tarjetas de crédito) alcanzó el 4,9%. El incumplimiento en el pago de tarjetas se duplicó en un año, pasando del 1,9% al 3,8%, mientras que las deudas de préstamos personales escalaron del 4,1% al 5,6%. Otros estudios, como el de Quantum Finanzas, de Daniel Marx, revelan que la morosidad de los hogares creció un 46% en solo seis meses (de 2,5% a 3,7% entre noviembre de 2024 y abril de 2025), y los cheques rechazados también han aumentado.
La difícil realidad de los almaceneros y jubilados
Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros, observa de primera mano cómo sus clientes recurren al crédito para comprar alimentos básicos. En su almacén de Morón, es común que la gente pida pagar con tarjeta «compras de 10, 12 o 15 mil pesos, compran para el día. Es gente que ya no tiene plata, lo observo en las últimas semanas del mes», explica. Savore, de hecho, evita promocionar el pago con tarjetas en su comercio para «no provocar que los vecinos se endeuden», consciente de la «bola imparable» en la que se entra al no poder pagar las cuotas.
La situación es especialmente crítica para los jubilados, como Fernando, de 75 años, que vive en el barrio porteño de Once con la jubilación mínima y hace sus compras mensuales con tarjeta de crédito. «Tratamos de cubrir los gastos para no caer en los intereses, que son terribles», afirma, lamentando que «se vuelve todo muy cuesta arriba». La Argentina de hoy se debate entre la necesidad de subsistir y el peligroso camino del endeudamiento, una espiral que exige atención urgente para evitar que la crisis económica se profundice aún más en el tejido social.